
LA VENTANA DE TOLERANCIA. REGULACIÓN EMOCIONAL

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy vamos a hablar de un espacio que tiene que ver con la regulación emocional.
Para introducir este tema te pregunto: ¿recuerdas algún momento en el que te sentiste frustrado o enfadado? Cuando piensas en ello ¿te reconoces en esa forma de actuar? ¿O alguna situación en la que te sentiste tan abrumado que solamente querías refugiarte en tu casa? ¿Te has sentido desbordado a nivel emocional? Esto son ejemplos de momentos en los que nos encontramos fuera de nuestra ventana de tolerancia.
Pero, ¿qué es la ventana de tolerancia? Nosotros nos manejamos dentro de una zona de seguridad emocional, psicológica y física en la que sentimos estar en equilibrio, regulados y conectados. Daniel Siegel llamó a esta zona ventana de tolerancia, es un término que se utiliza para describir aquella zona interna de activación óptima y conexión con el entorno en la que una persona puede funcionar de forma más hábil. Esto incluye lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y cómo nos sentimos. Cuando estamos dentro de esta ventana resulta más fácil responder a las demandas del día a día como tener conversaciones importantes, tomar decisiones o realizar nuestro trabajo, entre otras.
Existen zonas por encima y por debajo de la ventana de tolerancia, en las que nos situamos cuando nos desregulamos a nivel emocional. A la zona que se sitúa por encima la llamamos estado de hiperactivación, podemos notar signos como agitación, inquietud, temblores, enfado, desorganización a nivel de procesamiento cognitivo, mayor reactividad emocional, síntomas de ansiedad; nos encontramos en un estado de alerta máxima. Cuando estamos por debajo de la ventana de tolerancia nos encontramos en un estado de hipoactivación, en el cual podemos sentirnos cansados, lentos, distraídos, bloqueados, colapsados, desconectados a nivel emocional y cognitivo o con ganas de desconectar; podemos entrar en un estado de disociación.
Hay diferentes factores que pueden actuar como disparadores de desregulación emocional como pueden ser los conflictos, sufrir algún rechazo, pasar por una ruptura o pérdida de personas importantes, un despido, situaciones de estrés prolongado, entre otras. Se ha visto que vivir alguna situación de este tipo aumenta la probabilidad de que una persona se desregule emocionalmente, pero no es una causa directa, ya que entran en juego las estrategias de afrontamiento y los recursos o habilidades que se posea.
Estas sensaciones que se sienten cuando una persona se desregula vienen de una respuesta de nuestro cerebro, la reacción de lucha o huída. Cuando esto ocurre la parte protectora de nuestro cerebro que está involucrada en mantenernos a salvo se hace cargo de la parte racional del cerebro. El cerebro hace un análisis de la situación, y, si detecta que existe una posible amenaza, pone en marcha mecanismos para mantenernos a salvo de lo que considera peligroso. La ventana de tolerancia no es estática. De la misma manera que cada persona es diferente y ha experimentado situaciones y formas de vida diferenciadas, es importante saber que la ventana de tolerancia también es diferente en cada uno de nosotros, como también puede cambiar a lo largo de nuestra vida. La ventana de tolerancia puede ampliarse poniendo en marcha estrategias que nos ayuden a salir de ese estado de alerta.
En nuestra vida no podemos evitar eventos desagradables o amenazas que se presenten, lo que podemos hacer es adquirir y potenciar aquellas habilidades y herramientas que nos vengan bien para regular nuestras emociones y volver a un estado de calma y seguridad desde el cual poder actuar, pensar y expresarnos conectados a nosotros mismos.
No te culpes si no puedes llegar a la calma tan rápidamente como te gustaría en los momentos en los que algo te activa o desregula. No hay nada malo en ti, de hecho tienes un sistema muy inteligente que está trabajando duro para que te puedas sentir segura. Tu cuerpo está biológicamente preparado para mantenerte vivo y a salvo y aprender a regularte será importante para integrar en ti las experiencias que has vivido.
Aquí entra la importancia que tiene el cuerpo y las sensaciones corporales, el cultivar seguridad en el cuerpo para volver a la ventana. Abrirse a sentir esas sensaciones, sabiendo que van a ir apareciendo y vamos a ir encontrándonos con ellas a lo largo de nuestra vida. Saber que no es algo que me pueda quitar, sino trabajar en tener recursos para acompañarnos, y que eso nos haga sentir seguros cuando estas sensaciones aparezcan. Escuchar estas sensaciones con la incomodidad que suponen y saber que son impermanentes, que puedo entrar y salir de la incomodidad, trabajar la seguridad y empezar a confiar en que tenemos la capacidad y recursos para acompañarnos cuando esa incomodidad aparezca, sabiendo que forma parte.
Recuerda que no tienes por qué hacerlo solo, que puedes apoyarte en las personas que te quieren y/o buscar ayuda si crees que es lo que necesitas.
Y, sobre todo, recuerda que el objetivo final y lo importante es que te sientas bien en ti
“La visión de la mente nos permite dirigir el flujo de energía e información hacia la integración…
y ésta conlleva la ausencia de enfermedad y la aparición del bienestar”
Daniel Siegel
Yaiza Senar Gutiérrez, psicóloga de PSICARA
Bibliografía:
Segrelles, M. Abraza a la niña que fuiste: Sana las heridas del pasado y reconecta con tu interior (2023). Bruguera tendencias