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¿A QUIÉN LE DOY EL MICRÓFONO?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy venimos a contaros la historia de unos adolescentes, a ver con quién te identificas más.


Noa y Pedro son unos jóvenes de 14 años que se acercan a una charla sobre feminismo en su instituto. Vienen diferentes especialistas y una de sus profesoras favoritas va a hablar de situaciones en las que se ve reflejada la sociedad patriarcal.


La sala es grandísima y si no fuera por los micrófonos de la mesa no se podría oír a las profesionales desde el escenario.


Tras una media hora de la charla, una decena de mujeres que estaban en el público empiezan a gritar de forma agresiva. No se consigue oír lo que dicen, así que bien educadas las ponentes deciden darles el micrófono y ampliar el sonido de sus argumentos.


Al darles volumen, todas las personas escuchan la agresividad y las faltas de respeto de sus argumentos hacia las ponentes. Las mujeres gritan:El feminismo es odio hacia los hombres, no igualdad, sin vergüenza”, “todo de lo que habláis es mentira”, ¡“no llegaréis a ningún lado con el feminismo” Incluso alguna dice “idos a buscar un marido que os eche un polvo lesbianas!”.


Después de varias faltas de respeto el micrófono es devuelto a las ponentes y las mujeres son expulsadas del espacio, pero ellas siguen gritando desde la ventana.


Tras ese momento, Noa que ya había escuchado anteriormente críticas al feminismo, se asusta y se queda impactada por la agresividad de los argumentos. Debido a las palabras de estas mujeres, Noa duda de los argumentos escuchados por las profesionales, incluida la profesora que tanto ama.


Noa empieza a escuchar de nuevo los argumentos de las mujeres gritando desde la ventana, y después de varios minutos, se da cuenta de que las profesionales han vuelto a hablar e intenta volver su atención al escenario de nuevo, y aunque a ratos se vuelve a quedar atrapada en las voces de las mujeres gritando a través del ventanal, trata de mantenerse presente escuchando lo importante. Aunque Noa pierde de vez en cuando la atención a las voces del ventanal, sí consigue terminar de escuchar toda la charla entera por parte de las verdaderas profesionales.


En ese mismo momento, Pedro también ha escuchado anteriormente críticas al feminismo, se asusta y se queda impactado también por la agresividad de los argumentos. Se queda pensando un rato y deja de oír los argumentos de las profesionales por quedarse escuchando los argumentos que chillan las mujeres a través del ventanal.


Pasa el rato preguntándose y dejándose llevar por los comentarios del ventanal, “y si yo como hombre tampoco tengo que estar dentro del feminismo”, “y si me rechazan a mí también”, Pedro se engancha durante el resto de la charla en posibles consecuencias de los argumentos oídos, y acaba gastando su tiempo escuchando los comentarios hirientes en vez de los argumentos que Pedro había elegido escuchar y reflexionar. Si Pedro hubiera actuado como Noa podría haberse ahorrado minutos de miedo, así como la sensación de sentirse rechazado y fuera de lugar.


Y tú, ¿cómo te ves respecto a las historias que te vienen atormentando sobre ti? ¿Eres más como Noa o como Pedro?


A veces nos dejamos llevar por situaciones que generan una alta intensidad emocional y damos rienda suelta a las historias que nuestra cabeza nos cuenta sobre nosotros/as mismos/as.


¿Consigues distinguir cuando verdaderamente lo que te dices sobre ti tiene más que ver con esa parte destructora como las mujeres del ventanal o esa parte constructora como las ponentes?


Te animo a que a partir de ahora, trates de hacer como Noa y tratar de quedarte en el presente creyéndote los argumentos que decides venir a escuchar incluso cuando tu mente también escuche los argumentos negativos de tu propia cabeza.



Rubén Somalo Toyas, psicólogo de PSICARA

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