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DIEGO DE MARCILLA Y LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO: EL MODELO DE DIÁTESIS-ESTRÉS

Bienvenidos al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, los psicólogos y psicólogas de PSICARA (Psicología Aragonesa en Acción) abordamos temas y curiosidades relacionadas con la psicología. Esta semana hablaremos de la influencia de las vulnerabilidades y los acontecimientos estresantes en el desarrollo de las patologías.


Seguro que el festejo de las recientes Bodas de Isabel, evento que trae a Teruel cada año a miles de turistas y curiosos, hace preguntarse a más de uno si esa trágica historia pudo ocurrir de verdad. Cabe recordar que es una leyenda, la cual aúna hechos reales en combinación de elementos fantásticos. Nosotros no nos mojamos, y dejamos que el lector sea el que se deje llevar por su imaginación, y decida si la historia de estos dos jóvenes realmente ocurrió en las calles del Teruel medieval.


Pero… ¿es posible “morir de amor”? Si le preguntásemos a Cupido, seguramente nos diría que sí, pero como sus argumentos no provienen de ninguna ciencia, mejor a él le dejamos para otra ocasión. Recordemos que el fatal desenlace de Diego se da tras conocer a su vuelta que su amada se ha casado con otro, y ésta le niega un último beso, lo cual hace que Diego se desplome, “muriendo de amor” en el acto. A más de uno le sorprenderá que, a pesar de haber estado cinco largos años en la guerra, sometido a numerosos estresores, pasando por situaciones críticas, es el rechazo de un beso lo que le produce su muerte ¿casualidad?


A grandes rasgos se podría decir que es posible que Diego tuviese una vulnerabilidad a sufrir, por ejemplo, un infarto de corazón, y el hecho de que se activase esta vulnerabilidad o no, en parte iba a depender de la exposición a determinados estresores lo suficientemente intensos como para precipitarla. Pero algo que puede ser muy estresante para una persona, para otra puede no serlo y viceversa, dependiendo de los recursos y experiencias que haya tenido a lo largo de su historia de aprendizaje. La guerra, lo que para muchos sería un evento muy estresante, no lo fue en suficiente medida para que Diego desarrollara su patología cardíaca. Sin embargo, el desencuentro amoroso sí que supuso la carga estresante necesaria para que su vulnerabilidad se manifestase.


Con los trastornos mentales pasa algo similar, y es lo que se conoce como Modelo de diátesis-estrés. Éste sirve para explicar la aparición de diferentes problemas de salud mental debido a la interacción entre las vulnerabilidades que tenemos cada individuo y la influencia que tiene en nosotros el ambiente. Determinadas características específicas de algunas personas (bioquímicas, genéticas, cognitivas o de personalidad) les pueden hacer estar más expuestas a desarrollar un trastorno psicopatológico tras la aparición de acontecimientos o circunstancias ambientales estresantes que afectan al funcionamiento de la persona. A su vez, puede haber factores protectores, elementos en la vida de la persona que le pueden ayudar a impedir el desarrollo de patologías como, por ejemplo, un entorno familiar y social positivo.


Para entenderlo mejor, imaginémonos que todos nosotros nacemos con diferentes “vasos mentales”, uno para cada posible patología, y venimos al mundo con una cantidad determinada de agua en cada vaso, lo que conoceríamos como la vulnerabilidad o predisposición a tener el trastorno (diátesis). Estos vasos determinarán la facilidad con la que una persona acabará desarrollando algún tipo de problemática o no, lo cual en última instancia dependerá de las situaciones desencadenantes, estresores o experiencias vitales adversas a los que esté expuesta la persona a lo largo de su vida, que rellenarán con agua extra algunos de los “vasos mentales”. Por el contrario, los factores protectores funcionarán como una especie de grifo situado en una de las paredes del vaso, que ayudará a expulsar parte del agua que contiene. En el momento en el que ese recipiente acaba rebosando de agua, es cuando aparece la patología.


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Es por eso que, dos personas con una vulnerabilidad similar a tener un trastorno pueden tener desenlaces muy diferentes en función de sus experiencias vitales. O incluso a pesar de tener vulnerabilidades diferentes, pueden manifestarse en sentido contrario a sus tendencias debido a las propias experiencias. Por ejemplo, imaginemos que, por un lado, Luis tiene el “vaso mental” de la esquizofrenia en un nivel medio, pero no consume cannabis y esto ayuda a que no desarrolle el trastorno. Y, por otro lado, Samuel, a pesar de tener un nivel más bajo de vulnerabilidad, sí que consume, lo cual favorece a que acabe desarrollando esquizofrenia. Este ejemplo es muy simplista en el sentido de que puede haber muchos más factores implicados en el desarrollo de la patología, pero sirve para escenificar el riesgo de determinados comportamientos o experiencias en el desarrollo de algunas problemáticas.

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En conclusión, cuanto más grande sea la vulnerabilidad, menos estresores hacen falta para desencadenar la patología, y viceversa, pero ambos elementos juegan un papel crucial en la balanza de los trastornos mentales. De ahí la importancia de los factores protectores, de ofrecer los recursos necesarios y de favorecer el desarrollo de estrategias, habilidades y herramientas que permitan a las personas afrontar mejor los acontecimientos adversos que vayan apareciendo a lo largo de su vida, con el objetivo de no aumentar el nivel de agua de esos “vasos mentales” de las patologías.


A fin de cuentas, la historia de Isabel y Diego es la de dos jóvenes, una promesa y un beso con forma de gota que acabó colmando el vaso.



Javier Ibáñez Vidal

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