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EL EQUILIBRIO ENTRE LO EMOCIONAL Y RACIONAL

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana hablaremos sobre los diferentes estados de nuestra mente, y cómo estos pueden influir en nuestras decisiones.


Es posible que en alguna ocasión hayas escuchado que los humanos somos seres racionales y emocionales, pero… ¿exactamente a qué se refiere esto?


Cuando decimos que somos seres racionales hacemos referencia a la capacidad de pensar, es decir, tenemos una “parte racional” que nos resulta útil a la hora de desempeñar diferentes actividades a lo largo de nuestro día a día. Alguna de las funciones que cumple seria: permitirnos crear nuevos conocimientos, seguir los pasos para desarrollar alguna tarea, comprender la información que nos transmiten los demás, etc. Esta parte se caracteriza por ser fría, objetiva y lógica, pues busca optimizar el tiempo y desempeñar las actividades de la manera más eficaz posible.


Por otro lado, encontraríamos la “parte emocional”. Esta se caracteriza por dejarse llevar por lo que siente, ser más impulsiva e intensa. Gracias a ella, somos capaces de conectar con los demás, conocer cuáles son nuestros gustos y preferencias, nos permite entendernos, conocer nuestras propias motivaciones, etc. Además de estas capacidades, uno de los aspectos más importantes se debe a que nos permite actuar rápidamente en las situaciones en las que hay un peligro inminente, como por ejemplo en el caso de que vaya a atropellarnos un coche. Es por ello por lo que esta parte es esencial en nuestra vida, pues sin ella no hubiese podido sobrevivir la especie humana.


Pero, ahora bien, si bien es cierto que nuestra mente se compone de dos partes… ¿estás siempre se encuentran en sintonía? Párate unos minutos a pensar e intenta recordar alguna situación de tu vida en la que hayas sentido que estas partes se contradecían.


Es posible que en alguna situación te hayas encontrado en lucha con tu mente debido a que te decían cosas diferentes. Esto se debe a que no tienen por qué ir siempre en armonía, pudiendo contradecirse entre ellas y llevarnos a una sensación de bloqueo, como es el caso de Lucía, la chica del siguiente ejemplo.


Lucía y Martín llevan 15 años de relación y desde hace 5 años viven juntos. Su relación se basa en la confianza, el cariño y la comunicación, pues ambos son sinceros y, a pesar de las dificultades que han ido surgiendo, siempre han sido capaces de seguir construyendo y adaptando su relación a las situaciones vitales de sus vidas.

Desde hace unos meses, Lucía se encuentra confundida. Por un lado, siente que Martín es uno de sus pilares fundamentales, pues siempre ha estado cuando lo ha necesitado, es una persona con las ideas claras, trabaja en aquello que quiere conseguir, la escucha y sostiene en sus momentos más complicados, es atento y cariñoso. Podríamos decir que Martín cumple aquello que Lucía considera importante en una relación. Sin embargo, a pesar de afirmar que quiere mucho a Martín, no sabe exactamente cuáles son sus sentimientos hacia él. A veces duda de si ese cariño y amor que siente hacia él se basa en todo lo que han vivido o si, realmente, sigue enamorada y quiere seguir compartiendo la vida a su lado.

Sumado a todo esto, desde hace un mes, en la empresa en la que trabaja Lucía, empezó a trabajar Hugo. Lucía siente atracción física hacía él puesto que cumple los cánones de belleza que ella considera atractivos. Dicha atracción parece ser recíproca, pues en diversas ocasiones Hugo se lo ha hecho saber.

Toda esta situación a Lucía le esta generando mucho malestar llegando incluso a influir en su desempeño laboral.


Si Lucía se deja llevar por lo emocional, es posible que actúe de manera impulsiva y acabe engañando o dejando a su pareja por Hugo, pues la química que siente cuando está con él es muy fuerte y le hace perder su parte racional.


Por el contrario, si Lucía se deja llevar por lo racional, es muy probable que no pase nada con su compañero de trabajo y siga su relación con Martín, pues siempre le ha aportado todo aquello que ella deseaba en una relación.


Pero, ahora bien, si decide escuchar solamente a una de las dos partes ¿creéis que la decisión que tome irá acorde con lo que desea?


Cuando tomamos decisiones, debemos atender a ambas partes, es decir, la parte emocional y la racional, integrando y escuchándolas para así tomar la decisión más adecuada. En estos casos, estamos actuando desde la “parte sabia”. Esta se basa en la intuición, pues nos permite observar desde el presente, tanto lo que sentimos como lo que pensamos y cuáles serán las consecuencias de nuestros actos o de las decisiones que tomemos.


Así pues, para que Lucía actúe desde su parte sabia, es importante que dedique un tiempo en parar y escucharse, atendiendo tanto a sus pensamientos como a sus sentimientos. De este modo será consciente de lo que realmente quiere y cuáles serán las consecuencias de las decisiones que tome.


Solamente si somos capaces de aprender a reconocer cuál es nuestro estado mental, y cómo este influye en cómo percibimos la situación, seremos capaces de dejar de movernos por nuestros impulsos o por la lógica, y empezaremos a actuar desde la parte sabia, tomando decisiones inteligentes y que vayan en sintonía con aquello que realmente queremos.


Miriam Pitarch Rambla, psicóloga de PSICARA

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