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EL PODER DE LA NATURALEZA. CONECTANDO CON NUESTRO LADO ANCESTRAL

  • Foto del escritor: PSICARA
    PSICARA
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. En esta ocasión hablaremos de algo que siempre ha estado a nuestro alcance, de la que formamos parte y que, desgraciadamente, estamos contribuyendo a agotarla. Esta es nuestra querida naturaleza. Hoy vamos a explicar los beneficios para la salud mental que la naturaleza nos ofrece y lleva ofreciendo desde nuestros inicios como seres humanos.


Estoy segura que recordaréis el apagón que pasó el pasado 28 de abril. Vengo a recordarnos que antes no vivíamos así como estamos actualmente acostumbradas y acostumbrados (obviamente no solo por la luz)… y es que la vida seguía y la norma era que no existiera la luz más que en el fuego y el sol. La electricidad lleva a nuestro lado desde el siglo XIX y los seres humanos llevamos en este planeta Tierra miles de años, ¡imagínate la cantidad de tiempo que hemos vivido sin luz eléctrica!


Aprovecho este repunte histórico para recordar que antes vivíamos más en zonas rurales, las ciudades eran mucho más pequeñas y las grandes industrias ocupaban mucho menos espacio en el planeta. Esto provocaba que las zonas naturales fueran más y estuvieran más cercanas. Por no hablar del tipo de aprovechamiento que hacíamos de la naturaleza: tenía un impacto ínfimamente menor al que tenemos hoy en día.


Es importante incidir en esta vuelta al pasado y poner estos cambios sobre la mesa para poder comparar nuestra forma de movernos y cómo todos estos cambios tienen un impacto sobre nuestra salud. Estudios como el de Castell (2020) indican que los factores ambientales tienen un peso en nuestra salud y en nuestra mortalidad de un 20%. El autor se refiere a factores ambientales como la calidad del aire o la cercanía a entornos naturales. Explica que las ciudades están urbanizadas de un modo que puede contribuir a conductas perjudiciales para la salud, como lo son la inactividad física, la alimentación o el sedentarismo. En contra, la proximidad a lugares naturales ayudan a los patrones del sueño, la reducción del estrés y al estado de ánimo y la autoestima. Así como vivir en entornos pequeños y anexionados en entornos naturales favorece las conexiones sociales, evitando el aislamiento y permite establecer comunidades más cohesionadas.


Esto último puede sonar como muy genérico, ya que parece que se trate de datos impersonales. Pero quizás si te digo que estar en un entorno tranquilo ayuda a nuestro sistema nervioso puede que se vea más claro. Pues es cierto que hay estudios indican que conectar con la naturaleza hace que bajen los niveles del cortisol (hormona del estrés) y estimula el sistema nervioso parasimpático, responsable de los estados de relajación y calma (Bettmann et al, 2025). Estar en contacto con la naturaleza nos puede nutrir de otras hormonas no sintéticas. Como son por ejemplo la serotonina y la dopamina, que tienen que ver con los estados de ánimo relacionados con el bienestar o la felicidad y se generan con la exposición a la luz solar y al aire fresco o al hacer actividades al aire libre.


Sin olvidar la vitamina D que nos dan los rayos del sol cuando nos encontramos al aire en los días soleados. Esta vitamina contribuye a mejorar nuestro sistema inmune y favorece la producción de melatonina, hormona relacionada con los patrones del sueño. El cuerpo necesita de estímulos externos que le digan en qué momento del día se encuentra para poder moverse con normalidad según los ritmos circadianos.


Hay mucha evidencia que demuestra que estar en contacto con nuestra querida naturaleza nos trae beneficios para nuestra salud física y emocional. Pero en cambio, no existen estudios que hablen de problemáticas asociadas a estar en la naturaleza, ¿curioso no? Entonces encontramos en ella un recurso que siempre ha estado ahí presente, del que por muchos excesos (con excesos me refiero al tiempo que pasemos en ella) que tengas, no vas a encontrar daños para tu cuerpo ni tu mente de manera directa. Así que, ¿por qué no nos acercamos más a ella y la cuidamos un poquito más?


Para finalizar este artículo os dejo un fragmento de una canción muy especial que os animo a escuchar, “Vuelve” de La Otra, La Charo y Paloma del Cerro:


“Soy de la sierra y de la montaña, soy de la calma que en algún refugio sobrevivirá. Soy otro cuerpo que vive y que crece y se enferma del alma cuando se me olvida de dónde venimos y me dejo arrastrar”


Alba Nicolás Agustín

Bibliografía


Bettmann, J. E., Speelman, E., Jolley, A., y Casucci, T. (2025). A Systematic Review and Meta-Analysis on the Effect of Nature Exposure Dose on Adults with Mental Illness. Behavioral Sciences, 15(2), 153.


Castell, C. (2020). Naturaleza y salud: una alianza necesaria. Gaceta Sanitaria, 34(2), 194-196

 
 
 

1 Comment


epunayama
hace 2 horas

Entiendo de este artículo que quieres unirte a vivir un entorno natural

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