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EL SORTEO DE NAVIDAD: DESDE LA SUPERSTICIÓN A LA SUPUESTA FELICIDAD

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana hablaremos sobre lo que hay detrás de algo que todos conocemos: el famoso Sorteo de lotería de Navidad.


Antes de que nos demos cuenta, los niños y niñas del Colegio San Ildefonso estarán entonando melódicamente eso de “¡cuatro millones de euros!” ante la euforia y el baño de champán de unos pocos afortunados. Un pistoletazo de salida que marca el inicio de una Navidad, ya anunciada semanas antes por las luces que inundan nuestras calles.


Desde los compradores asiduos de lotería, hasta personas que solo participan en estas fechas, el sorteo de Navidad es el más popular de todos los que se celebran a lo largo del año. Lo cuál puede llamar aún más la atención ya que, si miramos los premios, nos damos cuenta de que no es, ni mucho menos, el más cuantioso.


Entonces... ¿por qué participa tanta gente en este sorteo?


Muchas son las razones que nos pueden ayudar a explicar en este fenómeno:

  • Visión social: jugar a la lotería de Navidad no está tan mal visto como otros tipos de juegos de azar, lo que ayuda a legitimar y normalizar su compra.

  • Navidad: es un sorteo asociado, por gran parte de la población, a un evento agradable y deseado como son las Navidades. Además, tiene gran influencia la tradición, ya que es algo que muchas personas han visto desde pequeñas.

  • Marketing: se trata del sorteo más mediático y que más cobertura recibe por los medios de comunicación en nuestro país. Además, la campaña de marketing que hay detrás es muy potente, y cada año el anuncio del sorteo de Navidad da fé de ello.

  • Emotividad: el anuncio que se utiliza para publicitar el sorteo trata de alimentar la ilusión y de tocar la fibra sensible del espectador, utilizando protagonistas con los que fácilmente te puedes identificar, que enfatizan en la importancia de la unión entre personas, utilizando un boleto de lotería como medio para conseguirlo. Solo hay que ver el eslogan de la lotería de Navidad: “el sorteo que nos une”.

  • Pertenencia al grupo: ¿y si les toca a los demás y a mí no? la horrorosa idea de poder ser la única persona del trabajo (o de cualquier otro grupo social) que no ha sido agraciada con un hipotético premio, impulsa a hacerte con una participación o un décimo. Además, si todos compran y tú también lo haces, es una manera de sentirte parte de ese grupo.

  • Refuerzo negativo: muy relacionada con la anterior, la gente acaba comprando lotería pensando en qué pasaría si toca ese número y el resto de su entorno lo tiene menos ella, más que por pensar que le va a tocar. En definitiva, por tratar de evitar un mal más que por buscar un bien.

  • Compromiso: se dan situaciones en las que tienes que comprar una papeleta por compromiso, ya que es más fácil rechazarla cuando te la ofrece un lotero, que cuando es tu vecina la que toca al timbre de tu puerta o la que te aborda en el ascensor.

  • Medio de recaudación: son muchas las entidades como asociaciones, centros educativos, equipos deportivos, etc. las que utilizan este sorteo como medio de recaudación, a través del recargo que aplican en la venta de papeletas. Esto facilita su venta ya que significa una muestra de apoyo por parte de los compradores a la entidad que se encuentra detrás y les ayuda a justificar su compra.

  • Fallos al estimar probabilidades: las personas tenemos una serie de sesgos cognitivos que nos llevan a ser poco precisos estimando probabilidades. Existe una tendencia a sobrestimar la ocurrencia de sucesos raros (como ganar la lotería) y a subestimar la frecuencia de eventos comunes (como perder la lotería).

  • Creencias erróneas y supersticiones: hay personas que pueden tener pensamientos irracionales como “seguro que este año toca” o “saldrá este número porque soñé con él” y sobreestimar la probabilidad de que le toque su número: “saldrá este número porque es la fecha de nacimiento de mi hijo” o “terminará en 1 porque hace años que no acaba en esa cifra”.


¿Es más fácil que toque algún número en concreto? ¿qué nos dicen las matemáticas?


Querido lector, siento decirte que el número del día de tu cumpleaños o de tu boda tiene las mismas posibilidades que cualquier otro número. Son muchas las estrategias que se pueden utilizar para tratar de estimar qué número tiene más probabilidad de ser el agraciado, pero ni mirando los números del pasado para ver cuáles han salido más o menos veces, ni jugando siempre al mismo número convencido de que es el bueno, ni comprando en la administración de lotería de Doña Manolita, ni escogiendo un número “bonito”, va a aumentar tu probabilidad de salir ganador. Por ejemplo, si algo sucede muchas veces, uno puede pensar que es más fácil que vuelva a suceder o, por el contrario, puede pensar que si ya ha ocurrido antes es improbable que vuelva a ocurrir, pero la probabilidad siempre es la misma: 1 entre 100.000. En el caso de las administraciones que tienen gran fama, se puede sobreestimar erróneamente la probabilidad de hacerte con el número ganador, ya que si en estas administraciones caen más veces los premios es por el simple hecho de que venden más números. Y por supuesto, tampoco hay números bonitos ni feos, ya que el más bonito siempre es el que toca. En definitiva, que salga un número es completamente independiente a todo ello.


Por lo general, no solemos hacer un análisis racional sobre la probabilidad de ganar algo en la lotería ya que, cuanto más juegas, más probable es que acabes perdiendo más dinero. Esto lo explica el concepto de esperanza matemática, que de manera muy simplificada se puede entender como la cantidad que esperamos ganar con cada euro invertido, y que se puede operativizar con la siguiente fórmula: (probabilidad de ganar x posibles ganancias) - (probabilidad de perder x dinero invertido). De esta manera, una persona que comprase diez décimos por 200 euros, tendría una esperanza matemática mucho más baja (0’0001 x 400.000) - (-0’9999 x 200) = -160, que una persona que comprase un décimo por 20 euros (0’00001 x 400.000) - (0’99999 x 20) = -16. Por ello hay un dicho que afirma que “las loterías son un impuesto del gobierno al desconocimiento de las matemáticas”.


Vale, todo eso está muy bien, pero… ¿las personas que ganan la lotería luego son más felices?


En un contexto tan complicado como el que nos está tocando vivir en los últimos años, es esperable que la gente tenga la ilusión de que ganando la lotería se podrían solucionar gran parte de sus problemas y, por ende, ser más felices. Pero, ¿ganar la lotería realmente nos hace más felices? En el primer momento, ganar la lotería produce un subidón de felicidad que no dura eternamente. Sin embargo, la mayoría de investigaciones apuntan a que después de un período de tiempo, el estado de ánimo parece volver a niveles similares a los de antes de ganar la lotería. De hecho, ganar de repente una gran suma de dinero, al contrario de lo que se pudiera imaginar, puede tener una serie de consecuencias negativas imprevistas, e incluso provocar mayor infelicidad. Aparecen nuevas situaciones que deben gestionarse y que pueden resultar abrumadoras: el dilema de a quién contar la noticia por las consecuencias que ello pudiera tener, cambios en las relaciones sociales, expectativas no realistas, cambios laborales, nuevas decisiones, alteración de las motivaciones, reducción del potencial hedónico de las cosas que antes producían placer… Si el ganador opta por volverse más materialista y menos activo, es más fácil que aparezcan consecuencias adversas, ya que el consumo material suele proporcionar una satisfacción adicional que es transitoria. Por el contrario, si la persona utiliza ese dinero en cosas realmente valiosas para ella y lo gestiona adecuadamente, los efectos pueden ser positivos y ser beneficioso para su salud mental. Por ello, dependerá mucho del uso que se le dé a ese dinero.


Faltan unas semanas para que los bombos dictaminen qué va a ser de las ilusiones que han depositado millones de personas en este sorteo que da paso a la Navidad. Sin embargo, no hay que olvidar que, más que un número sacado al azar, lo que realmente nos une son aquellas pequeñas cosas que a menudo son desapercibidas: una sonrisa de complicidad, un abrazo tras meses sin vernos, escuchar las historias de nuestros abuelos o el tiempo que dedicamos a nuestros seres queridos. En definitiva, todo lo que nos hace ser personas; y que el mejor regalo, como cada año, seas tú.





Javier Ibáñez Vidal, psicólogo de PSICARA.




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