Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy vamos hablar sobre dos emociones que nos resultan a veces un tanto complejas de gestionar: la ansiedad y el estrés.
Actualmente es usual escuchar hablar de forma indiscriminada de los términos estrés, ansiedad, miedo y angustia, ¿por qué muchas personas las confundimos? ¿son en realidad lo mismo? Pues bien, muchos son los y las teóricas que han estudiado la diferenciación de estos términos, hipotetizando si uno es más cognitivo, si en otro se sienten más sensaciones físicas o si la diferencia se halla en las causas que originan nuestras emociones.
Vamos a adentrarnos en el origen de alguna de estas emociones. En primer lugar, la palabra ansiedad proviene del latín anxietas, anxietatis, lo cual comparte raíz con la palabra angustia. La raíz de ambas palabras es “angh” que significa estrecho o doloroso. ¿Te suena esta sensación? Te hago un test rápido, ¿cuándo dirías que podrías sentir ese “estrechar u oprimir” en el cuerpo?
Cuando siento estrés
Con ansiedad
Cuando tengo angustia
En las situaciones de miedo
Todas son correctas
¿Has elegido la opción de “todas son correctas”? Ya sabes que en el tipo test a veces parecen todas correctas, pero son los matices los que diferencian una opción de otra. ¡Cuidado que las respuestas erróneas restan! No sé si habrás aprobado el examen, pero por esta confusión se ha investigado tanto la diferenciación entre estos conceptos y a día de hoy se siguen utilizando de forma indistinta.
Para explicar las diferencias entre todas las emociones, si tuviéramos que leerlas y mediante la escritura describir cómo se manifiestan, la…
…“A N S I E D A D”
Sería algo así, esa forma en la que nos “A –delantamos” a todo lo que pensamos que puede o podría ocurrir. Y ello nos genera sensación de ahogo, sudoración, taquicardia, hiperventilación, mareo, temblores, sensación de irrealidad, agitación corporal, tensión muscular, estado de alerta, escalofríos, dificultad de atención, sequedad de la boca, dolor abdominal, nauseas… ¿te está generando ansiedad leer este listado de sensaciones físicas? Pues bien, en realidad a unas personas se nos manifiesta de una forma y a otras de otra, y es una emoción desagradable pero muy útil en los momentos en los que podemos tolerarla, ya que ayuda a que nuestro cuerpo se ponga a punto para la acción.
Imagina que vamos a cruzar un paso de cebra y gracias a la ansiedad que se imagina cómo nos podría atropellar un coche, se ha activado todo nuestro sistema de alerta y se ha generado esa tensión muscular tan necesaria para prepararnos para la acción si ello ocurriera.
¿Cómo se leería el…
… ¡¡¡¡¡ M I E D O !!!!!
¿Algo así encaja? Quizá al leer esta palabra se te han abierto los ojos un poquito más. En este caso esta emoción nos protege y nos ayuda a sobrevivir. Hay tres formas de actuar bajo el miedo: la lucha, la huida o la paralización. Así, el miedo es más bien un estado neurofisiológico automático, es nuestra alarma más primitiva que actúa cuando hay un peligro para salvaguardarnos de forma física o mental. Y la ansiedad sería un sistema más complejo que aparece con situaciones que se anticipan como dañinos, por tener un carácter más imprevisible e incontrolable.
Volviendo al ejemplo del coche, sería en momento en el que se abren nuestros ojos y nuestras pupilas se dilatan prestando atención al estímulo “el coche”, estimando la velocidad a la que va el vehículo. Y sí, es cuando, a pesar de estar pensando en otra cosa, en nuestro cerebro prima la palabra ¡¡CORRE!!
Otra de las emociones que a veces nos cuesta distinguir de la ansiedad es el…
… ESTRÉS
Así, con todas las letras juntas y apelotonadas, esa sensación de ahogo que viene con la frase de “no llego” o “no me da la vida”. Aquí más que sensaciones físicas, nos viene un listado de un sinfín de tareas por hacer: entrega todo a tiempo, ve a comprar, haz la comida, no te olvides de recoger a los peques, sé puntual, plánchate bien la camisa, deja todo ordenado, presta atención a todo lo que te digan, etc. Lo cual viene seguido de un “UFFFF, NECESITO UNAS VACACIONES”. Y es que, en este caso el estrés se define precisamente como el resultado de la incapacidad de las personas ante las demandas que tenemos a nuestro alrededor. Digamos que la ansiedad es todo que nos imaginamos que puede ocurrir, y en cierta medida, al tratarse de pensamientos, podemos gestionarlo, y el estrés son las demandas externas que es más dificil poder cambiar, y que la forma de gestionarlas se halla en la forma de relacionarnos con eso que no podemos controlar.
Un ejemplo del coche, podría ser si al ir a cruzar una calle hay mucho tráfico y eso nos genera mucho estrés, ya que no podemos controlar que los coches pasen con esa frecuencia, podemos buscar alternativas: “tomo otro camino o madrugo más para pasar por aquí” .
La última de las emociones, cuya raíz “angh” se comparte con la ansiedad es la…
… A N G U S T I A
Pero, ¿de verdad que ansiedad y angustia no son la misma emoción? En este caso todavía quedan dudas… En sus orígenes Freud las diferenciaba utilizando la ansiedad referida más a aspectos fisiológicos y la angustia con aspectos psicológicos. Sin embargo, ahora depende más de la corriente psicológica que se utilice, ya que el psicoanálisis y el humanismo adoptaron el término angustia y la psicología científica se refiere más al término de ansiedad.
Llegamos a este punto, ¿crees que has aprobado el examen? Efectivamente en cualquiera de las emociones revisadas podemos sentir ese “estrechar u oprimir” como sensación fisiológica en el cuerpo derivada de las situaciones vividas.
Solo me queda recordar que tanto el miedo, estrés, angustia o ansiedad son emociones, y como tal, nos están avisando de algo valioso. A veces insistimos en taparlas, ya sea porque nadie nos ha enseñado a hacerlo de otra manera, o porque resulta muy doloroso enfrentarnos a lo que nos está ocurriendo.
Y finalizo haciendo alusión a una escena de la película de acción “Insurgente”, en la que a la protagonista se le administraba un suero de la verdad y cuanto más se resistía a contar la verdad, más dañino le resultaba en el cuerpo ese suero, solo desaparecía el dolor tras expresarse. Con las emociones ocurre lo mismo, cuanto más nos resistimos a veces a sentirlas, peor las gestionamos. Por ello te invito a que antes de juzgar tus emociones, te preguntes…
¿Qué buenas razones tienes para sentir lo que sientes?
Nuria Latorre Latorre, psicóloga de PSICARA
REFERENCIAS:
Kuaik, I. D. y De la Iglesia, G. (2019). Ansiedad: revisión y delimitación conceptual. Summa Psicológica UST, 16(1), 42-50.
Miguel Tobal, J.J. (1990). La ansiedad. En Ji. Pinillos y J. Mayor (Eds.), Tratado de Psicología General. Motivación y Emoción (pp. 309-344). Madrid: Alhambra.
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