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"ESTA NOCHE CENAMOS 15 PERSONAS EN CASA DE LA ABUELA":ANÁLISIS DE LA ANSIEDAD SOCIAL

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Al hilo del anterior artículo, volvemos a traer esta semana a la ansiedad como protagonista, pero hablaremos de un tipo muy específico; la que aparece en situaciones sociales.


El ser humano es social por naturaleza, sí, todos lo sabemos. Necesitamos a los demás para sobrevivir, también, eso está claro.


Entonces, ¿¿POR QUÉ ME ENCUENTRO TAN MAL ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE ESTAR CON GENTE??


A veces, en las interacciones que tenemos con personas de nuestro entorno experimentamos malestar. Esta incomodidad puede aparecer en forma de ansiedad y se manifiesta a través de 2 aspectos clave: pensamientos y sensaciones corporales.


Y por si esto fuera poco, puede aparecer en cualquier momento temporal de la interacción social. Veámos qué particularidades presenta dicha ansiedad en cada uno de ellos:


(1) Ansiedad previa al encuentro:


Aparece un patrón muy claro de anticipación en el que nuestro cerebro recrea escenarios catastróficos donde hay finales apocalípticos. “Me caeré delante de todos”, “no sabré qué contestar”, “haré el ridículo” o “les molestaré” son algunos de los pensamientos protagonistas del “calentamiento” que precede a la situación social.


(2) Durante el encuentro:


Se da cuando nos encontramos “en medio del barro”. Por ejemplo, al reunirte con los 15 familiares que acuden religiosamente a la cena de Nochebuena (y a los que no vuelves a ver hasta la siguiente Navidad).


En esta fase de la ansiedad social se esconde una especie de “trampa”. Comenzamos a generar MÁS PENSAMIENTOS, pero con una particularidad, estos son diferentes a los anteriores. En ellos evaluamos de forma VOLUNTARIA cómo está siendo nuestra intervención, generalmente (y para variar), de manera negativa: “¿Estoy siendo impertinente?”, “¿estarán notando cómo me tiembla el pulso?” o “creo que estoy rojo, a punto de explotar y los demás no paran de darse cuenta”.


Por tanto, se genera un bucle peligroso entre mi actuación y la evaluación que hago de ésta, llevando a la persona a un estado de mucha activación. Posiblemente aquí la ansiedad esté en el punto más álgido.

(3) Tras el encuentro (también llamado análisis post-mortem):


Cuando se apagan las cámaras, se finaliza la sobremesa y la gente decide poner broche final a la cena del 24 de diciembre, pasamos a la última fase de esta cadena. Aquí encontramos de nuevo pensamientos que reevalúan las conversaciones mantenidas anteriormente: “¿Y si a alguien le incomodó mi comentario?”, “¿y si hubiese pedido permiso?” o “¿y si no me hubiese entrometido en la discusión?”. Esta manera de cuestionarse a uno mismo puede originar arrepentimiento y, si se extiende demasiado en el tiempo, puede conducir a un deterioro de autoestima muy marcado, entre otras cosas.


Uno de los indicadores más claros para identificar rasgos de ansiedad social en uno mismo sería tratar de llegar al pensamiento nuclear que se esconde tras toda la retahíla de pensamientos intrusivos y superficiales que hemos mencionado anteriormente. Cuando escarbamos en toda esta amalgama de intrusiones, generalmente, nos topamos con un miedo nuclear que suele enunciarse así:


“Tengo miedo de que la gente piense que soy X” *


* Sustituyendo la “X” por cualquier adjetivo despectivo: pesado, aburrido, egoísta, gordo, marginado, etc.


Teniendo en cuenta la relevancia que cobra el entorno en nosotros y sabiendo que el apoyo social es uno de los máximos pilares del equilibrio de cada persona, es importante conocer cómo funciona la ansiedad social.


Si percibes que empiezas a aplazar encuentros con determinadas personas, que aparece demasiada activación fisiológica cuando tienes una conversación, que estás cohibido al relacionarte en grupo o que tu círculo de personas se ha reducido considerablemente, pregúntate si pudiera haber algún miedo nuclear molestando debajo de todo esto. Si aparecen resquicios de algún temor y sientes que no sabes cómo manejarlo, te animo a que sigas escarbando de la mano de un profesional de la Psicología que te ayude a poner claridad cuando los encuentros sociales nublan.



Berta Maté Calvo, psicóloga de PSICARA.




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