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¿INFLUYEN LAS CONSECUENCIAS EN NUESTRO COMPORTAMIENTO?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. En esta ocasión vamos a hablar sobre el Procedimiento de Consecuencias Diferenciales (PCD) y sus beneficios para el aprendizaje.


El PCD consiste en administrar refuerzos específicos (los cuales aumentan la probabilidad de que ocurra una conducta en el futuro) para cada secuencia estímulo-respuesta en una tarea de discriminación. Para entenderlo mejor, vamos a tomar un ejemplo que lo ilustra muy bien, extraído del libro Envejecimiento y Demencia. Un enfoque multidisciplinar (2001):


Imaginemos que queremos enseñarle a un niño que tiene que cruzar la calle cuando el semáforo está en verde y a que no cruce cuando está en rojo. Es decir, queremos que discrimine y que emita la respuesta correcta correspondiente: semáforo verde-cruzar y semáforo rojo-no cruzar. Para poder conseguirlo, normalmente aplicamos un mismo reforzador como por ejemplo darle un beso cuando realiza correctamente ambas respuestas. Pero, si introducimos un pequeño cambio y administramos un refuerzo específico para cada una de las secuencias, (por ejemplo, si no cruza la calle con el semáforo en rojo le damos un beso y si cruza la calle con el semáforo en verde le proporcionamos un reforzamiento verbal como "¡muy bien campeón!") se produce un aprendizaje mucho más rápido y con menor número de errores.


Pero ¿qué mecanismos están implicados en esta mejora del aprendizaje? Según Savage y colaboradores (1999), hay dos sistemas de memoria implicados. Sin entrar excesivamente en detalles, cuando únicamente hay un reforzador, se recuerda a través de nuestra memoria explícita (de manera consciente). En cambio, cuando aplicamos consecuencias diferenciales, se cuenta tanto con la memoria explícita (ya que recordamos propiamente la asociación) como con la memoria implícita (no consciente), obtenida de asociar dicho estímulo con una consecuencia específica.


Los estudios realizados hasta el momento señalan al PCD como una herramienta eficaz, que puede ser usada con la finalidad de mejorar tanto la memoria como el aprendizaje discriminativo en diferentes poblaciones. Algunas investigaciones sobre el tema se han centrado en personas sin patologías (en todas las etapas evolutivas, niños, adultos y ancianos) como en personas con diferentes tipos de discapacidad (síndrome de Down, demencias, etc.) Además, como apuntan y colaboradores (2011), los resultados de diversos estudios sugieren que el PCD también puede ser de gran utilidad para mejorar el rendimiento de personas mayores en tareas de memoria, un déficit asociado no sólo a patologías propias de la edad avanzada, sino también al envejecimiento normal. Su aplicación podría ser muy sencilla tanto en el entorno terapéutico como en el hogar.


El aprendizaje discriminativo es de vital importancia para poder desenvolvernos en nuestra vida diaria ya que constantemente tenemos que procesar muchos estímulos que guían nuestro comportamiento según su significado. Es por ello que el PCD puede ser una técnica que nos permita optimizar el aprendizaje e incluso posibilitarlo a ciertas poblaciones que no pueden hacerlo por diferentes patologías. Los estudios realizados estos últimos años en PCD muestran una serie de resultados experimentales que pueden suponer un conocimiento a tener en cuenta para un futuro desarrollo de nuevas técnicas terapéuticas y/o educativas.



Leonardo Cardona

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