top of page
  • Foto del escritorPSICARA

LA COMPARACIÓN ¿SOMOS JUSTOS CUANDO NOS COMPARAMOS?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta vez vamos a hablar sobre la comparación, algo que suele ser común en nuestra sociedad y que acaba afectando a nuestro autoconcepto.


Antes de empezar vamos a ver algunos ejemplos:


Ramón y Sonia van a segundo de bachiller y ambos tienen muy buen expediente académico. Entre ellos existe buena relación pero Ramón siente cierta rivalidad con Sonia, pues siempre intenta sacar más nota que ella y, dependiendo del resultado que saque, se siente satisfecho o se infravalora, apareciendo en su mente pensamientos como “te ha vuelto a ganar”, “ella es mejor que tú”, etc.


Los sábados Julia suele salir de fiesta con sus amigas y, como de costumbre, siempre les manda un mensaje preguntando qué tienen pensado ponerse. Dependiendo de la ropa que se pongan, ella decide ponerse una cosa u otra, pues sabe que si no empezará a pensar cosas como “mira que guapas van ellas y tú no”, “deberías haberte arreglado tanto como ellas”, etc.


Gabriel tiene pareja desde hace 2 años. Cuando van juntos por la calle y ven a un chico atractivo enseguida piensa “madre mía qué guapo es”, “seguro que ha pensado que es más guapo que yo”, “quizás me acaba dejando por otro porque yo no soy suficiente”, etc.


A Patricia le gusta mucho hacer deporte e ir al gimnasio, pero cada vez que va acaba sintiéndose peor por como se trata a sí misma. Tiende a fijarse tanto en el peso que levantan las demás como en sus cuerpos, y esto hace que acabe diciéndose frases como “mira qué fuerte está y tú no puedes ni con la mitad del peso”, “eres una débil”, etc.


Quizás alguno de vosotros o de vosotras haya podido sentirse identificado con alguno de los ejemplos mencionados, pues los seres humanos, en algunas ocasiones, tendemos a compararnos con el resto de personas. Pero… ¿para qué creéis que hacemos esto?


Festinger en 1954 desarrolló la Teoría de la Comparación Social para intentar dar respuesta a todo esto. Los seres humanos tendemos a evaluar nuestras capacidades y habilidades comparándolas con las de los demás y, sobre todo, tendemos a hacerlo en aquellas situaciones en las que nuestras habilidades son difíciles de medir de forma objetiva. Es decir, cuando no tenemos pruebas objetivas del punto en el que nos encontramos, hacemos una evaluación subjetiva a partir de un valor concreto que determinamos y, dependiendo de si yo lo poseo o no, me coloco en un lugar u otro. Por ejemplo, Ramón evalúa su valía personal a través de las notas, como tiene una compañera de clase la cual se encuentra más o menos en el mismo lugar que él, su autoestima se verá influenciada dependiendo de si se encuentra por encima o por debajo de esta.


La comparación, como hemos visto en los ejemplos, no solamente aparece en un aspecto de nuestra vida, sino que puede extrapolarse a cualquier ámbito y cualquier situación. Por ejemplo, Ramón tiende a compararse desde un punto de vista más interno y concreto como son las calificaciones en el ámbito educativo, pero en cambio Julia se compara más por su físico y su manera de vestir. Independientemente del ámbito en el que ocurra, podemos observar que genera una serie de cambios en la persona que realiza la comparación.


Pese a que la finalidad de las comparaciones sea realizar una evaluación objetiva, en muchas ocasiones acaba siendo una evaluación subjetiva y poco realista, pues se acaba sobrevalorando y maximizando las cualidades de la otra persona, e infravalorando y minimizando las propias, como por ejemplo le ocurre a Patricia quien se dice a sí misma “mira qué fuerte está esa chica y tú no puedes ni con la mitad del peso” cada vez que va al gimnasio. Este tipo de comparaciones suelen considerarse comparaciones injustas debido a que la persona, cuando realiza la comparación, solamente tiene en cuenta un aspecto en concreto e ignora el resto de rasgos de la persona. Por ejemplo, quizás la chica con la que se compara Patricia levanta mucho peso pero ¿cuánto tiempo ha podido pasar para que llegue a encontrarse en ese punto? ¿realmente conocemos el proceso que ha llevado para llegar ahí?


No podemos saber con certeza qué hay detrás de ese “cuerpo fuerte”, pues quizás aquello que yo admiro en esa chica, ella lo detesta, o puede que detrás de eso haya un comportamiento insano debido a la relación que tiene con su cuerpo.


Las comparaciones injustas acaban afectando a nuestro propio autoconcepto, generando uno más negativo, pues cada vez que yo realizo una comparación injusta me acabo dañando a mí mismo debido al lugar que acabo ocupando en mi mente. Es muy probable que Gabriel, tras compararse con ese chico guapo, se sienta más inseguro, más ansioso, empiece a tener pensamientos negativos relacionados con la posibilidad de que su pareja le deje, aumente su miedo a ser abandonado por su pareja y su autoestima se vea dañada por el tipo de mensajes que se manda a sí mismo.


Las comparaciones, tienden a aparecer de manera automática, por lo que es importante que empecemos a tomar conciencia del tipo de comparación que realizo ¿estoy haciendo una comparación justa o injusta? ¿en qué lugar estoy colocando al otro? ¿cómo me estoy tratando a mí? Las comparaciones justas se caracterizan por un lenguaje compasivo y de comprensión que permite dar espacio tanto a las virtudes como a los defectos que tengo, y me permite establecer nuevas metas y objetivos a los que me quiero acercar. Por el contrario, las comparaciones injustas se caracterizan por infravalorar lo que yo poseo, generando una connotación negativa en mi valía personal e influyendo en mi autoconcepto y autoestima.


Si no solemos comparar y evaluar a un pez y a un conejo por su manera de nadar, pues soy consciente de que estoy realizando una comparación injusta, estaría bien que empezara a ser más consciente de qué hago yo conmigo mismo, pues cada ser humano tiene una situación vital diferente, situándonos en momentos y lugares concretos y, dificultando el poder diferenciar qué situación es mejor o peor.


Miriam Pitarch, psicóloga de PSICARA


Festinger, L. (1954). A theory of social comparison processes, Human Rel., 7, 117-140

69 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page