Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana hablaremos de lo necesario que es detectar aquellas cosas que quizás no son tan necesarias.
Os voy a presentar a mi grupo de amigos. Son buena gente pero, como todo el mundo, tienen sus cosillas. A todos les gustaría hacer muchas cosas. Sin embargo, Javier considera que solo si se tiene fuerza de voluntad es posible dejar de fumar, Carlos piensa que sin ganas es imposible salir a correr, Luis cree que es necesario estar muy motivado para retomar el inglés y Noelia opina que hay que ser buena en los deportes para probar uno nuevo con sus amigas
Pero fijaos, da la casualidad de que para Javier es importante su salud, pero va a esperar a tener fuerza de voluntad para dejar de fumar. Carlos le da mucha importancia a su autocuidado, pero hasta que no tenga ganas no va a salir a correr. Para Luis es importante desenvolverse con los idiomas, pero va a esperar a estar motivado para empezar a estudiar inglés. Y a Noelia le resulta importante ser una persona que prueba cosas nuevas, pero hasta que no tenga buenas dotes deportivas, no va a empezar pádel. ¿Lo harán algún día?
Y les entiendo, hacer todo eso cuesta, y a veces supone mucho esfuerzo, porque no es fácil ¿Pero hasta qué punto son necesarias las condiciones que ellos mismos se imponen para iniciar esos cambios en sus vidas? Es cierto que si se cumplieran, podría ser más fácil que ocurriese lo que desean. La cuestión es que no son necesarias, pero ellos piensan que sí. Posiblemente, si Noelia fuese buena en deportes (o si se considerase como tal), tendría más facilidad para empezar un deporte nuevo, pero no es un requisito indispensable para ello. Más bien son creencias limitantes o barreras que todos y todas podemos tener, pero que nos alejan de quienes queremos ser.
Una condición necesaria, por definición, es aquella “X” que debe darse sí o sí para que se produzca “Y”. Por ejemplo, tener al menos 18 años (X) para conseguir el permiso de conducir (Y). En el caso de Noelia, una condición realmente necesaria sería tener una raqueta o que alguien se la dejase (X), para poder jugar al pádel (Y). Pero si en el saco de las condiciones necesarias meto cosas que en realidad no lo son, quizás nunca me pondré a ello. Así que es bueno revisar qué barreras nos estamos poniendo, ya que en función de las “X” que nos pongamos, nunca podremos hacer “Y”. Para ello tendremos que aprender a diferenciar qué condiciones realmente son necesarias y cuáles me estoy imponiendo a mí mismo porque si no, correré el riesgo de limitarme y de alejarme de ser la persona que me gustaría ser. Si para mí es importante el autocuidado, y pienso que hasta que no tenga ganas, no saldré a correr, me limitaré a la hora de acercarme a quien quiero ser, ya que seguramente dejaré de pensar en los pequeños pasos que puedo hacer para acercarme. Quizás desecho la posibilidad de salir a andar y trotar 5 minutos, que sería un primer paso inicial, porque hay algo ahí que me lo está impidiendo.
Además, a veces establecemos como necesarias condiciones muy difíciles de definir y muy ligadas a la subjetividad de cada individuo y, por ende, más difíciles de conseguir: ¿la motivación aparece por arte de magia?, ¿qué es tener dotes deportivas? o ¿qué es eso de la fuerza de la voluntad? Quizás mis amigos nunca tendrán las ganas, la motivación o la fuerza de voluntad que a ellos les gustaría o que creen que necesitan. A lo mejor están entendiendo el camino al revés ya que, por ejemplo, el hecho de intentar dejar de fumar quizás es lo que construirá su fuerza de voluntad. Muchas veces actuar en la dirección que queremos es la manera en la que conseguimos aquello que pensábamos que nos hacía falta para lograrlo.
A menudo son emociones desagradables, disfrazadas de “condiciones necesarias”, las que nos limitan a la hora de hacer algo que puede ser importante para nosotros. Esto es lo que ocurre cuando esperamos a que nuestros miedos desaparezcan, para entonces poder hacer X cosa. Es cierto que posiblemente tendremos que trabajar para que sean algo más tolerables, pero si esperamos a que desaparezcan en su totalidad, probablemente nunca demos un paso adelante. Por eso tendremos que aprender a hacerlo, aún en presencia de esos miedos.
Otras veces son las etiquetas con las que nos identificamos las que caen como losas que nos limitan. Por ejemplo, si yo me considero torpe, y entiendo que si soy torpe no podré conducir, quizás iré aplazando eternamente la decisión de apuntarme a una autoescuela o directamente, nunca intentaré aprender. Esas etiquetas a veces están ahí porque nos han hecho sentir como tal, y esa es la manera en la que hemos aprendido a hablarnos a nosotros mismos. Pero aunque cueste verlo, no son más que etiquetas.
No quiero caer en tópicos revestidos de toxicidad ni en el “si quieres puedes”, mi mensaje no va por ahí. Ya que aunque querer sí que es una condición necesaria para conseguir algo, no es una condición suficiente. El objetivo es intentar detectar aquellos pensamientos limitantes o barreras que nos impiden tomar esos pequeños pasos que nos pueden acercar a quienes queremos ser y a vivir una vida más plena.
¿Y tú? ¿Qué condiciones necesarias tienes en tu vida?
Javier Ibáñez Vidal, psicólogo de PSICARA.
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