Bienvenido al “Rincón de la Psicología”. Un espacio donde todos los miércoles, los psicólogos y psicólogas de PSICARA (Psicología Aragonesa en Acción) abordamos curiosidades relacionadas con la psicología. Esta semana, abordaremos la sexualidad en la tercera edad.
Dentro de 15 años el Instituto Nacional de Estadística estima que el 25% de la población española será mayor de 65 años y que nuestros mayores necesitarán de más recursos asistenciales para poder cubrir sus necesidades.
Así pues, por lo general, la sociedad piensa que el sexo no es importante después de la mediana edad, pero en realidad, el sexo es una de las funciones biológicas últimas en deteriorarse. Gran parte de la población ve bien que se rompa el tabú del sexo y se hable más frecuentemente de promiscuidad, masturbación, “satisfyers” y placer.
Sin embargo, a pesar de tanta supuesta liberación sexual muchas personas ni se paran a pensar en la sexualidad en la vejez. Muchos jóvenes piensan que no es normal que la gente “mayor” tenga impulsos sexuales y creen que solo los “viejos verdes” son los interesados por el sexo. Por lo que gran parte de la sociedad no conoce la realidad sexual de las personas mayores, principal motivo por el que me he animado a recoger algunos de los datos sobre sexualidad en la tercera edad:
En primer lugar, las investigaciones niegan la creencia de que las personas pierdan su deseo sexual con la edad. En un estudio, un 95% de personas mayores contestaron que les gustaba el sexo, y el 75 % dijeron que el orgasmo era esencial para sentirse plenos sexualmente. Sin embargo, las personas que sufren la influencia de una sociedad en la que el sexo entre personas mayores se ve como una desviación de la naturaleza, renuncian al sexo según avanza su edad.
Además de las presiones sociales por sentirse mal por la propia sexualidad se suman una serie de cambios que pueden minar la autoestima sexual:
A nivel físico, aparecen las arrugas, las canas y el tono muscular disminuye. Se tiende a engordar y especialmente si se lleva una vida sedentaria. Por todo ello, los mayores pueden sentirse menos atractivos de lo que eran.
La mayoría de los hombres conservan la capacidad eréctil a lo largo de su vida. La disfunción eréctil no es inevitable con la edad. Sin embargo, los hombres, con el paso del tiempo, por lo general necesitan más tiempo para alcanzar el orgasmo, lo cual podría deberse a niveles de producción de testosterona más bajos.
A nivel de pareja la falta de comunicación, la expresión de sentimientos y de necesidades puede reducir el bienestar de la relación matrimonial y perder el interés por mantener actividades sexuales.
No obstante, en otras parejas continúan las relaciones íntimas, los sentimientos amorosos, la intimidad y la vida en común, y todo ello prevalece por encima de estos cambios y sentimientos. Pero cuando se está solo en la tercera edad, quizás por estar divorciados o viudos, el futuro, incluyendo el futuro sexual, podría parecer más desolador.
En cuanto a los cambios en las prácticas sexuales:
Se da una disminución de la frecuencia con la que se mantienen relaciones sexuales. Varios factores juegan un papel en la declinación de esta actividad, incluyendo problemas físicos, el aburrimiento y las actitudes culturales hacia el sexo en la tercera edad. A pesar de las tendencias generales, la sexualidad entre la gente mayor es variable. Muchas personas mayores disfrutan de relaciones sexuales, del sexo oral y se siguen masturbando al menos tan a menudo como cuando eran jóvenes mientras que otras llegan a tener aversión por el sexo, y otras, simplemente, pierden el interés.
Albert Kinsey, uno de los investigadores más importantes sobre sexualidad del s.XX, realizó una encuesta con 1.292 estadounidenses de 60 años en adelante, mostrando que el 74% de los hombres y el 70% de las mujeres que habían permanecido sexualmente activos dijeron estar tanto o más satisfechos con el sexo de lo que estaban cuando tenían 40 años.
El 94% de los hombres y el 84% de las mujeres en la encuesta de Kinsey seguían siendo sexualmente activos a la edad de 60 años. La mitad de las personas (de 60 a 91 años) decían mantener relaciones sexuales regularmente y la mitad de ellas al menos una vez a la semana.
Otra investigación con 200 personas físicamente sanas con edades de los 80 años a los 102 años mostró que el 30% de las mujeres y el 62% de los hombres seguían manteniendo relaciones sexuales.
Por lo general, la frecuencia de masturbación también se reduce con la edad, tanto en hombres como en mujeres, aunque se puede producir un aumento después de una separación, un divorcio o la muerte del cónyuge. En otro estudio se mostró que un 46% de las personas entre 60 y 91 años seguían masturbándose.
Según los diferentes resultados de estas investigaciones, la gran mayoría de las personas siguen siendo sexualmente funcionales y activas de forma regular, casi hasta el final de su vida.
Parece ser que el factor más importante para continuar con la vida sexual es la disponibilidad de un compañero sexual lo que supone que muchas mujeres terminen con su actividad sexual tras la muerte de su marido. (Fuentes: uned/saludsexual)
Rubén Somalo Toyas
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