Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. En el artículo de hoy hablaremos sobre los diferentes términos acerca de la Sexología, la excitación sexual y el enfoque psicoterapéutico de las terapias contextuales.
Aun en 2022 el sexo sigue siendo un tema tabú para muchas personas, por lo que hablar de deseo sexual y disfunciones sexuales puede ser de gran ayuda para el bienestar psicológico de la población.
Por otro lado, es de vital importancia poder transmitir a la población general los beneficios de algunos modelos de psicología como las terapias contextuales para buscar ayuda en sus dificultades sexuales.
El modelo de psicoterapia contextual (contextualismo funcional) es un modelo con creciente evidencia científica. Además, se diferencia de otros modelos principalmente en la forma de abordar los problemas psicológicos y sexológicos. Por lo que en este artículo queremos poner de ejemplo el deseo y la excitación sexual para transmitir los beneficios del modelo contextual.
¡Vamos al lío! Empezamos por definir deseo sexual: Consiste en la aparición de fantasías, pensamientos, ideas e imágenes eróticas y sexuales. Forma parte de la primera fase de la respuesta sexual y precede según la literatura a la segunda fase, la excitación sexual, etapa en la que además de las fantasías “psicológicas” aparecen las reacciones físicas: las erecciones, la lubricación vaginal, la expansión de la vagina y el resto de reacciones genitales.
Asimismo, las disfunciones sexuales son catalogadas principalmente por su etiología, es decir, origen: primero, por causas orgánicas: problemas fisiológicos, efectos secundarios de medicación, hormonales…) o por causas psicológicas; complejos, malas experiencias, síntomas de otras problemáticas, etc,
Pero, ¿qué dificultades existen en estos abordajes hasta el momento?:
1. Algunas veces, se ha priorizado dar un diagnóstico antes que en analizar la historia personal y plantear un tratamiento más individualizado.
2. Los pensamientos o recuerdos se han clasificado como negativos, distorsionados o catastrofistas. Lo que suele generar problemas ya que muchos de estos recuerdos vienen de experiencias traumáticas que son muy reales para las personas.
3. Mayor foco en los precedentes que en las consecuencias: se buscan más explicaciones de qué ha pasado antes para que no haya fantasías, deseos o excitación. Se pasa por alto que las consecuencias emocionales y vitales puedan estar manteniendo la problemática actual.
Mientras que el modelo contextual prioriza:
1. Tratar a la persona y a su problemática como únicos a través del análisis funcional de conducta: desde el cual se elabora la evaluación y el tratamiento individualizado.
2. Todas las emociones, sentimientos, recuerdos, deseos o sensaciones son igual de importantes y válidas. Son tratados como parte del contexto desde el que el/la paciente empieza el proceso terapeútico
3. El problema (“real”) de falta de deseo o disfunción no está “diagnosticado” por el terapeuta sino por el propio paciente si considera importante que las consecuencias de ese hecho son importantes para sí misma.
En la sociedad occidental seguimos teniendo problemas para reconocer qué muchos/as tenemos problemas en nuestra sexualidad y necesitamos ayuda. Igualmente, la perspectiva contextual puede recordar a otros abordajes, primero, el priorizar la historia personal de cada persona, segundo, que los pensamientos y las emociones no controlan siempre la conducta y qué será la persona la que tenga la última palabra en si su conducta sexual es un problema o no.
Rubén Somalo Toyas, psicólogo de PSICARA
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