top of page

NUNCA PIERDAS TU "MUCHOSIDAD": CONTACTO DESCONOCIDO

  • Foto del escritor: PSICARA
    PSICARA
  • hace 5 horas
  • 4 Min. de lectura

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. El artículo de esta semana… Perdón tengo un WhatsApp.


Conversación abierta. Contacto: Desconocido. Última conexión: hace 20 años.


DESCONOCIDO: Hola. No quiero molestar, pero... ¿sigues ahí? Hace rato que no sé de ti. Te vi el otro día corriendo para no llegar tarde. Tenías cara de preocupado, como si el mundo se fuera a acabar si no enviabas ese correo. Y me pregunté: ¿Cuándo fue la última vez que luchó contra un dragón?


YO: ¿Perdona? ¿Quién eres? ¿Cómo tienes mi número?


DESCONOCIDO: Tranquilo. Solo quería saber si te acuerdas de cómo era todo antes. Cuando le ponías voces a tus muñecos o hacías que la Barbie de tu hermana tuviese un romance con un Action Men. ¿Ya no haces esas cosas?


YO: Eso... fue hace mucho. No sé, la vida cambia. Ya no tengo tiempo para tonterías. Hay cosas que hacer. Trabajo, preocupaciones, responsabilidades... ¡Mucha presión!


DESCONOCIDO: Ah…Entonces, ¿ya perdiste tu muchosidad?


YO: Mi... ¿qué?


DESCONOCIDO: Tu muchosidad. Esa cosa que hacía que fueras tú. El tú que creía en monstruos debajo de la cama, pero igual se asomaba para saludarlos o se tapaba con la sábana porque “hacía de escudo”. El tú que no necesitaba razones para correr, saltar o inventar un idioma secreto.


YO: Mira, no sé quién eres, pero estás diciendo cosas muy raras y me estás dando miedo.


DESCONOCIDO: ¿Raras? Antes te encantaban las cosas raras.


YO: ... Tenía imaginación, sí. Pero eso es de niños. Crecer también significa dejar algunas cosas atrás.


DESCONOCIDO: ¿Y quién te dijo eso? ¿Quién decidió que ser adulto era apagar los colores y vestirse solo de gris? ¿Por qué jugar es cosa de niños, si reír, soñar y crear deberían ser cosas de todos?


YO: No es tan fácil. La vida ahora es distinta. Hay que ser serio, aprovechar el tiempo en cosas productivas y prácticas, parecer estar bien; no queda espacio para hacer el tonto.


DESCONOCIDO: Ahí está el problema. Te creíste que “parecer bien” era más importante que “ser tú”; como si ser tú fuese “hacer el tonto”. Pero nunca se va del todo; está ahí debajo de tus “no tengo tiempo”, debajo del “mejor no hago el ridículo”. Tu muchosidad está esperando.


YO: ¿Por qué te importa tanto? ¿Por qué me conoces así?


DESCONOCIDO: Porque soy tú. Pero cuando tenías 7 años. Soy el que hacía castillos de mantas, tenía miedo a los truenos pero no podía evitar mirarlos y escucharlos, decía “cuando sea mayor, voy a ser veterinario”. Y vine a ver si aún quedaba algo de mí dentro de ti, porque el mundo ya tiene suficientes adultos serios; le hace falta algunos que no hayan dejado de tener momentos de imaginar.


Ya perdonaréis, pensaba que lo tenía en silencio. ¿Qué raro todo, no? ¿Muchosidad? No suena muy científico, más bien me recuerda al Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas. Pero… Quién no ha agarrado un palo de niño haciendo ver que es una varita o ha cogido una sábana y, ¡pum!, ahora eres un superhéroe.


Tal vez sea que los niños tienen más conexiones en el cerebro que los adultos, como si tuvieran miles de caminos diferentes para inventar cosas nuevas cada día. Y los adultos tenemos como un cerebro que se va “apagando” poquito a poquito... ¡qué pena! No es que no podamos imaginar cosas geniales, pero como que no se nos ocurre hacerlo. O nos da vergüenza, lo tachamos de “loco” o “pérdida de tiempo”.


Aun así, algunos adultos se las arreglan para no perderla del todo. Como los que inventan cosas chulísimas y creativas (un videojuego, un libro, un dibujo, una historieta, ese plan loco de viaje…) ¡Ellos encontraron la forma de seguir imaginando!


¿Cuál es su secreto? Pues como aprendiz de adulto con muchosidad que soy, te recomiendo tomar nota que esto es importante:


  1. Juega por jugar: los niños juegan porque sí; no buscan un “¿esto de que me sirve?”. ¿Te apetece jugar con ese sobrino? ¡Hazlo!


  2. Hazte preguntas raras: ¿Por qué se le llama pantalón al pantalón? ¿Y por qué las cebras tienen rayas? A veces, preguntar cosas que no tienen respuesta es lo más divertido. ¡A lo mejor te inventas una respuesta mejor que la real! Pero ojito, cuidado con entrar en “existencialismos en bucle” (por ejemplo, ¿por qué existimos?”), que volvemos al adulto puramente racional y formal.


  3. Mira el mundo con ojos nuevos: Los adultos tendemos a ver todo igual cada día. Sal a la calle y fíjate en cosas raras. Tal vez esa abuelita tomándose un café está sola (lo que esperaríamos) pero tal vez está esperando a su nueva novia, a su nieto… ¡O es una espía! No hay que creerlo, simplemente disfrutar de ese niño que te queda dentro de ti.


  4. Cambia las cosas: Solemos hacer lo mismo todos los días: levantarse, tomar café, ir al trabajo, bla bla bla. ¿Y si pruebas a cambiar el desayuno? ¿Vamos a trabajar por otro camino? ¡Es divertido cambiar las cosas aunque de primeras pueda dar miedo o pereza!


  5. Imagina lo imposible: Cuántas veces pensamos que hay cosas que no se pueden hacer… ¡Pero tú no! ¿Y si esa casa fuese de caramelo? Imagina cosas locas todos los días y verás cómo tu muchosidad crece y crece; pero ojo con pasar a no diferenciar la realidad de la imaginación. ¡Qué los ladrillos no se comen!


¿Por qué es importante la muchosidad? Si pierdes tu muchosidad, el mundo se vuelve aburrido y pequeño. Las personas que la pierden dejan de ver las cosas geniales que hay a su alrededor. Y lo peor es que entonces todo se vuelve gris y muy predecible, como si todos los días fueran iguales.  Los adultos que no pierden su muchosidad pueden seguir descubriendo cosas mágicas y adaptándolas para aplicarlas a su día a día; mantienen sus pies en la tierra pero hacen de su vida algo novedoso. ¡Es el modo de conectar con tu niño despreocupado!


YO: Prometo volver a imaginar tan fuerte como tú soñabas que lo haría.


La conversación se ha cerrado. Reconexión neuronal activada. Tu muchosidad ha vuelto a vibrar.

Alberto Gracia, psicólogo de PSICARA

 
 
 

Comments


bottom of page