PSICARA
ORGULLOSAS/OS DE SER QUIENES SOMOS
Actualizado: 7 jul 2021
Bienvenidas y bienvenidos al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los
miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades
relacionadas con la Psicología. Aprovechando que es el mes del orgullo LGTBIQ+,
queríamos hablar de las dificultades con las que, por el simple hecho de pertenecer al
colectivo, nos seguimos enfrentando actualmente.
Es evidente el avance social que ha tenido lugar en nuestro país en relación a la
discriminación hacia las personas que pertenecen al colectivo, pero, aun así, sigue
habiendo muchos aspectos sobre los que poner el foco para que este cambio siga
avanzando y no perder el rumbo. A pesar de estos cambios sociales, las personas del
colectivo seguimos sufriendo acosos y discriminación por el hecho de expresarnos tal y
como somos. Esta marginación se puede relacionar con una peor salud percibida y
conductas inadecuadas relacionadas con la misma.
Según Butler, los factores principales por los cuales el contexto forma a las personas
son el género, el sexo y la sexualidad. Para ella estos tres son construidos culturalmente
y, por tanto, no tiene en cuenta el origen biológico u orgánico. A su vez, considera que
“la modificación del género no es algo que pueda ocurrir fácilmente, ya que conlleva una
importante carga, el poder de las normas de género”. El proceso de construcción de
la identidad de género tendría comienzo en la primera infancia gracias a la repetición de
los roles de género social. No es difícil pensar entonces que, si no encajamos en el rol
que se nos asignó al nacer, desde tan pequeñas y pequeños puede aumentar la
probabilidad de acarrear serios problemas en la vida adulta.
Las/los adolescentes que no se ajustan a las expectativas heternormativas están en
riesgo elevado de discriminación y persecución (verbal y/o física). Además, presentan
más síntomas de trastornos de salud mental que las personas con conformidad de
género. Es decir, el no ser parte de la norma social, junto con la discriminación por parte
de otras personas, juegan un papel importante a la hora de hablar de la salud mental de
estas personas. Esta situación puede llevar al rechazo, a la falta de aceptación y de
integración social y al escaso apoyo social; que se consideran factores en estrecha
relación con depresión, ansiedad, baja autoestima, síntomas de estrés postraumático,
abuso de sustancias, aislamiento, tentativa de suicidio y suicidio.
Como veníamos diciendo al principio, socialmente parece que están empezando a
ponerse en tela de juicio temas sociales como son el feminismo, el racismo y la
LGTBIfobia. Tiendo a creer que, si se ve en la calle un acto de discriminación como
tirarles una botella de agua a una pareja de dos chicas que se están besando por la
calle o simplemente insultarlas, la tendencia de las y los espectadores que vean la
situación será de defenderlas o darse cuenta de que lo que está ocurriendo es una
discriminación. Pero, aun así, si mi optimismo fuese real al 100%, todavía quedaría
mucho por hacer. Actualmente se está volviendo a debatir acerca de la existencia de
programas de reconversión de orientación sexual, así como cuestiones relacionadas
con la adopción por parte de una pareja homosexual “porque no se ajustan al modelo
de familia tradicional de una madre y un padre”. Parece que estemos hablando de otros
países, pero esto sigue sucediendo en España. “Afortunadamente” (nótese que está
muy entrecomillada esta palabra, porque realmente no hay nada que agradecer) no
vivimos en un país donde nos persiguen ni nos matan por un aspecto de nuestra
sexualidad, pero se están volviendo a abrir debates que deberían estar más que
abolidos y esto vuelve a ser otro factor discriminatorio que está vigente en nuestra vida
cotidiana. Con este tipo de críticas lo que se quiere poner sobre la mesa es el impacto
a nivel psicológico que este tipo de noticias o actos puede ocasionar en cada persona
que pertenezca al colectivo. Pudiendo generar: miedo, inseguridad, rechazo a nuestra
propia persona, fomentar este tipo de odio y por qué no, cuestionarnos incluso si
tenemos alguna culpa de ser quienes somos.
Por todo ello, y mucho más, se hace imprescindible la visibilización de este tipo de
discriminaciones. A su vez, se reafirma la necesidad de la existencia de una educación
sexual de calidad desde la infancia, donde se creen espacios seguros y abiertos para
poder hablar desde la naturalidad de todo tipo de cuestiones que la sexualidad humana
puede ofrecernos, con la finalidad de normalizar la diversidad y prevenir futuras
conductas y verbalizaciones discriminatorias. Por lo que una verdadera
normalización de la diversidad afectivo-sexual supondría un gran avance para la
población.
Alba Nicolás Agustín, psicóloga de PSICARA