Bienvenido al “Rincón de la Psicología”. Un espacio donde todos los miércoles, los psicólogos y psicólogas de PSICARA (Psicología Aragonesa en Acción) abordaremos curiosidades relacionadas con la ciencia que nos concierne, y donde trataremos de arrojar algo de luz sobre por qué nos comportamos como nos comportamos.
Antes de comenzar a leer nuestro primer artículo, te voy a proponer algo. Para un minuto, e intenta describir qué es lo que ves en esta viñeta, y si estás con alguien, pídeselo a esa persona también.
Imagen extraída del Protocolo Unificado para el tratamiento transdiagnóstico de los trastornos emocionales. David H. Barlow y colaboradores (2019)
Posiblemente, hayas dicho que una mujer se está muriendo, y su familia se lamenta por ello; o que una mujer acaba de dar a luz y se están abrazando el padre y la abuela de la criatura porque todo ha salido bien. Incluso los más aventurados, se atreverían a decir que una mujer está ingresada, y su marido se está besando con su amante. Bien, lo más seguro es que más que describir la imagen, la hayas interpretado.
Y tranquilo, no pasa nada, eso es útil y adaptativo. Nos pasa constantemente, ya que todo lo que nos ocurre cada día es interpretado automáticamente para poder responder de manera rápida y efectiva. Es una especie de atajo mental que depende de nuestras creencias y experiencias previas, pero que está muy expuesto a sesgos en el procesamiento. El problema viene cuando desarrollamos modos particulares de interpretar los acontecimientos, y al ser automáticos, no nos damos cuenta de que lo hacemos. Y aunque es algo que le ocurre a todo el mundo, las personas con problemas emocionales tienen, especialmente, una forma de ver las cosas distorsionadas, como si se tratase de unas gafas que les hacen ver de manera poco adaptativa.
Hay una gran diferencia entre describir e interpretar, o entre los hechos y las opiniones. Los hechos son aquello que realmente ves, algo de lo que estamos seguros, un acontecimiento real, algo objetivo, una descripción. Por ejemplo, en este caso, que hay una mujer tumbada en una habitación y fuera un hombre y una mujer abrazados es un hecho. La opinión es lo que pensamos que sucede, la interpretación.
Y esta interpretación juega un papel crucial en nuestras emociones y nuestro comportamiento. La manera que tenemos de actuar ante una situación no se deriva de lo que vemos, sino de cómo interpretamos lo que vemos. Si nos cruzamos a Juan por la calle, y no nos saluda, la próxima vez que le veamos posiblemente no le saludaremos nosotros. Pero no debido al hecho de que no nos saludara la última vez, sino, porque seguramente habremos interpretado que nos ignoró intencionadamente, en vez de pensar que iba despistado y no se dio cuenta. La interpretación tiene una labor fundamental en aspectos de nuestra vida cotidiana, y puede estar detrás de muchos malentendidos y problemas.
Ante una misma situación, las personas a menudo tenemos ideas distintas en torno a lo que sucede. Y muchas veces tendemos a pensar que nuestra forma de interpretar la realidad es la única, correcta y verdadera. Por lo que, para llegar a resolver conflictos, hay que ser conscientes de que la visión que tenemos sobre lo que ha pasado está sesgada. Muchas veces es esencial observar los hechos de manera neutra, sin añadirles opinión ni valoración, o ser capaces de generar otro modo de interpretar, y ser flexibles a ver las cosas de otra forma.
Generalmente, recibimos una cantidad de información a la que le añadimos un poco más, pero producida por nosotros. Cuanta más información añadamos a la interpretación, más riesgo correremos de equivocarnos.
Por todo esto, es crucial saber diferenciar entre hechos y opiniones en el mundo que nos rodea. Por muy encabezonados que estemos con que algo ha pasado por “X” manera, nunca hay que olvidarse de que se trata de una interpretación, o de una opinión, y que no la podemos tomar como absolutamente verdadera y única. Aunque eso muchas veces es muy difícil, por eso luego nos comportamos como nos comportamos.
Javier Ibáñez Vidal