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¿POR QUÉ TENGO TAN MALA SUERTE?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana despejaremos algunas de las incógnitas que hay detrás del interrogante “¿por qué tengo tan mala suerte?” Además, ¿eres de los que piensa que da mucho más en las relaciones que los demás? ¿o de los que les toca currar más en los trabajos en grupo? Pues si quieres respuestas para todo esto, no hay nada mejor que el artículo que vas a comenzar a leer ¡allá vamos!


Te prometo que, en su debido momento, trataremos de dar una respuesta al por qué de tu mala suerte, pero antes me gustaría hacerte otra pregunta ¿crees que eres bueno estimando probabilidades o proporciones? ¿nunca te lo habías planteado? ¡Pues ahora lo veremos con un pequeño juego! Trata de pensar qué contestarías a las siguientes cuestiones:

  • ¿Qué es más probable: morir por el ataque de un tiburón o por el impacto de una pieza que ha caído desde un avión?

  • De las personas inmigrantes que se instalaron en España en 2019 ¿qué porcentaje crees que llegó en patera?

  • ¿Qué porcentaje de políticos dirías que son corruptos?

¡Antes de seguir leyendo, piensa rápidamente o escribe en un papel qué es lo que dirías!


Ojalá pudiera conocer tu respuesta, pero me atrevo a decir que la mayoría de los lectores habéis respondido que es más fácil morir debido al ataque de un tiburón (cuando es justamente al revés), que habéis dado un porcentaje superior al real respecto a las personas inmigrantes que han llegado en patera (que en 2019 no llegó ni al 4% del total) y que vuestra estimación acerca de la corrupción en España está muy por encima de la real (la cual realmente es difícil de conocer, pero teniendo en cuenta que en nuestro país se estima que hay más de 400.000 políticos, es posible que tu porcentaje haya sido algo exagerado).


¿Por qué nos pasa esto? Pues porque siento decirte, querido lector, que por lo general somos muy malos estimadores. ¿Y a qué se debe? Se podría decir que son varios los factores que influyen en que esto sea así, pero en el artículo de hoy nos vamos a centrar en uno de los que más peso tiene, ¡así que le damos paso al heurístico de disponibilidad!


Pero a ver… ¿qué es eso de heurístico? Es una especie de atajo mental que utilizamos para tomar decisiones de manera rápida. Y más concretamente, Daniel Kahneman (2012) nos diría que el heurístico de disponibilidad es un atajo que “nos hace juzgar la frecuencia por la facilidad con que los ejemplos nos vienen a la mente”. Es decir, lo que provoca es una tendencia a creer que aquello que podemos recordar con más facilidad ocurre con más frecuencia o es más importante, a la hora de valorar situaciones o preguntas como las que te he formulado antes. Por ello, cuando la información la tenemos más reciente o cuando no nos cuesta mucho esfuerzo ni mucho tiempo traer a nuestra mente ejemplos sobre aquello que queremos estimar, pensamos que es más frecuente de lo que realmente es.


En el caso del tiburón y las piezas de avión, es más fácil que en tu memoria tengas almacenado el recuerdo de alguna noticia acerca de ataques mortales de tiburón en la playa, ya que reciben mucha cobertura mediática. Sin embargo, raramente verás en las noticias que una persona ha fallecido aplastada por una pieza de avión caída del cielo, a pesar de que, en realidad, es mucho más frecuente que las muertes por ataque de tiburón. Con la inmigración y los casos de corrupción pasa algo parecido. Por un lado, casi todas las semanas llega a nuestros oídos que una patera con X personas inmigrantes ha desembarcado en costas españolas y, por otro lado, la corrupción es un tema estrella en España, ya que no es raro ver en los medios de comunicación noticias sobre ello, además de que los propios partidos políticos se encargan de recordarle constantemente a sus rivales sus casos de corrupción más sonados. Por lo tanto, cuando nos piden que estimemos proporciones sobre estos dos sucesos, es muy fácil que los sobreestimemos porque es realmente sencillo recordar ejemplos sobre ello.


A fin de cuentas, lo que realmente hace la heurística de la disponibilidad es sustituir una pregunta por otra: mientras que yo te pregunto sobre la extensión de una categoría o por la probabilidad de un suceso, tú me respondes en función de la facilidad con que te han venido ejemplos a la cabeza.


Y todo esto… ¿cómo afecta a nuestra vida? ¡Te sorprendería saber todas las implicaciones que tiene! A continuación, te explico algunas de ellas.


¿Cómo influye en nuestros miedos?

Cuanto más sencillo te resulte recordar las consecuencias de un suceso, es más probable que las evalúes como más graves. Esto explicaría por qué algunas personas creen que viajar en coche es más seguro que hacerlo en avión, a pesar de que las muertes en accidentes automovilísticos son mucho más comunes. Hay miles de accidentes de coche cada día, la gran mayoría de ellos son pequeñas colisiones, pero por lo general tienen menos repercusión mediática que cuando hay un accidente de avión, en cuyo caso los periodistas se pasan varios días cubriendo la noticia. A esto se le suma que, en el caso de la catástrofe aérea, es más fácil que el número de fallecidos sea mayor, por lo que es más probable que lo recordemos y esté más disponible en nuestra memoria. En definitiva, un acontecimiento dramático incrementa de manera temporal su accesibilidad en nuestra memoria. Además, aquello que nos ocurre a nosotros mismos, estará más disponible que lo que les pase a otros. Por ejemplo, si has tenido una mala experiencia con un pedido de Amazon, se socavará tu confianza en esa plataforma en mayor medida que si hubieras oído un caso similar de un conocido.



¿Cómo afecta en nuestras relaciones personales? ¿Eres de los que suele dar más en las relaciones? ¿Sientes que trabajas más que tus compañeros?

Un estudio clásico realizado en 1979 por Ross y Sicoly mostró que, en las relaciones de pareja, cada miembro recuerda con más facilidad sus contribuciones y sobreestima sus aportaciones respecto a su cónyuge. Algo muy parecido pasa en la típica discusión entre hermanos, en la que cada uno asegura haber tirado más veces la basura que el otro (a ver si tras leer esto, le queda más claro a mi hermano). Y lo mismo ocurre cuando se nos pregunta sobre nuestra implicación en un grupo de trabajo donde, por lo general, solemos pensar que hacemos más que los demás y que no se agradece lo suficiente nuestras aportaciones, por la sencilla razón de que en nuestra memoria tenemos más accesible aquellas cosas que hemos hecho nosotros. A pesar de que en ocasiones sí que es cierto que nos implicamos más que los demás, es bueno saber que quizás tu pareja, tu hermano o cada integrante del grupo también tienen esa impresión y que posiblemente estemos equivocados. Por lo tanto, ser conscientes de nuestros sesgos puede favorecer la estabilidad de nuestras relaciones.



¿Qué influencia tiene en la percepción que tenemos de nosotros mismos?

La facilidad para recordar ejemplos de cosas que hemos hecho bien puede influir enormemente en nuestra percepción personal. ¿No te lo crees? Pues atiende al siguiente experimento. A principios de los años 90, Shwartz y otros investigadores dividieron a sus estudiantes en dos grupos. Mientras que a una parte de los estudiantes se les pidió que enumerasen seis ejemplos de sus vidas en los que se mostraron firmes y seguros de sí mismos, a la otra parte se les solicitó el doble de ejemplos, doce. Y al acabar, les pedían que evaluasen en qué grado estaban seguros de sí mismos. ¿Qué pasó? Las personas que tenían que recordar doce ejemplos acabaron sintiéndose menos seguras de sí mismas que las que tan solo habían listado seis. Esto tiene su explicación, ya que es posible que recordar tres o cuatro ejemplos no sea muy complicado, pero la fluidez en el recuerdo va disminuyendo drásticamente, sobre todo en el caso de las personas que tienen que poner más ejemplos. Muchas personas del grupo de doce ejemplos pudieron realizar una interpretación de lo sucedido como esta: “¡Ostras! ¡pues sí que me ha costado recordar ejemplos en los que fui seguro de mí mismo! ¡mucho más de lo que pensaba! Eso será porque realmente no soy una persona tan segura de mí misma…”. Por su parte, los que únicamente tenían que recordar seis ejemplos, al experimentar mucha más fluidez y facilidad en el recuerdo, pudieron inferir: “¡Qué fácil ha sido! ¡eso es porque realmente soy una persona segura de sí misma!”. De hecho, algo muy parecido a lo sucedido con el grupo de doce ejemplos se observa cuando una persona pierde confianza en su elección al pedirle que de más argumentos que respalden su decisión.


Lo prometido es deuda, y por fin llegamos a la pregunta que da título al presente artículo: ¿por qué tengo tan mala suerte?

No cabe duda de que hay personas que viven circunstancias más adversas que otras, pero si hiciéramos una encuesta, posiblemente encontraríamos que más de la mitad de la gente afirma tener peor suerte que la media. Esto en muchos casos se podría deber, de nuevo, al heurístico de disponibilidad, ya que tendremos mucho más accesible en nuestra memoria ejemplos de cuando la suerte no estuvo de nuestro lado, que ejemplos en los que la suerte no le sonrió a otras personas.



No somos tan buenos estimadores como nos pensamos y caemos en estos errores sistemáticos constantemente, ya que es fruto de la optimización de recursos que lleva a cabo nuestro organismo. Sin embargo, ser consciente de ello puede ayudarnos a evitar algunos conflictos, por lo que antes de realizar una estimación que tenga cierta importancia, sería recomendable valorarlo más fríamente y no dejarnos llevar por aquello que está más accesible en nuestra memoria. Pero de lo que no cabe duda, es que desde PSICARA seguiremos estando disponibles cada semana para acercar la Psicología hasta la puerta de tu casa.





Javier Ibáñez Vidal





BIBLIOGRAFÍA


Nogueras, R. (2020). Por qué creemos en mierdas. Cómo nos engañamos a nosotros mismos. Kailas.


Kahneman, D. (2012). Pensar rápido, pensar despacio. Debolsillo.


Ross, M. y Sicoly, F. (1979). Egocentric biases in availability and attribution. Journal of personality and social psychology37(3), 322.


Schwartz, N., Bless, H., Strack, F., Klumpp, G., Rittenauer-Schatka, H. y Simons, A. (1991). Ease of Retrieval as Information: Another Look at the Availability Heuristic. Journal of personality and social psychology61(2), 195-202.









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