Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología.
En el artículo de hoy vamos a tocar un tema algo peliagudo: internet y las redes sociales. Pero no solamente eso, vamos a relacionarlo con una de las etapas vitales más delicada, caótica o controvertida: la juventud.
Para empezar, me gustaría resaltar las oportunidades y lo bueno que tienen las nuevas tecnologías en nuestra vida diaria. Nos brindan nuevas oportunidades: académicas y de formación, profesionales y de mercado, de diversión y ocio y, sobre todo, a nivel de comunicación y relaciones interpersonales. Para las personas jóvenes (y para todas las edades) tienen un impacto en todas las áreas de su vida, siendo un medio a través del cual obtienen experiencias y vivencias emocionales de forma inagotable y casi continua. En cuanto a las oportunidades de diversión, permite conectarnos, interactuar, divertirnos, aprender nuevas habilidades, en definitiva, satisfacer nuestras necesidades de ocio y tiempo libre. Además, es un medio educativo o de enseñanza, permite aprender tanto en el ámbito escolar o educativo como desde el hogar.
Internet no es una moda, ha venido para quedarse, está muy integrado en nuestro día a día y estas ventajas y potencialidades vienen acompañadas de ciertas disfuncionalidades o problemáticas. Éstas tienen que estar en nuestro punto de mira, así que, como no es oro todo lo que reluce, vamos a adentrarnos en los riesgos y peligros que entraña el uso de internet. Podemos empezar con la pérdida de privacidad, ya que podemos perder el control de cierta información que reflejamos en los medios o la suplantación de la identidad, cuando alguien se hace pasar por otra persona, pudiendo ir acompañado de chantajes o amenazas. Asimismo, suponen un problema muy grave y presente en nuestra sociedad el ciberacoso escolar o ciberbullying, sufrir bullying a través de internet; el grooming o cuando una persona adulta se hace pasar por un menor para tener contacto con el mismo; el sexting, que es el envío y distribución de contenido multimedia de carácter sexual y la sextorsión o el chantaje para obtener este tipo de contenido. También entraría en esta categoría el acceso a contenidos inapropiados, el contacto con personas desconocidas, los fraudes o estafas online, además de la facilidad de acceso a juegos online y webs de apuestas.
Aunque ahora os haya podido meter algo de miedo, la buena noticia es que se puede crear y fomentar un uso adecuado y sano de las redes sociales e internet, a través de hábitos saludables y una buena relación con ellas. Lo problemático no es utilizar las tecnologías, es el tipo de uso que se les da, en especial en edades en las que su manejo y control puede ser más impactante y complicado.
Por eso, ¿qué puedo hacer si soy padre/madre, familiar o una persona cercana a un menor? Os dejo por aquí algunas recomendaciones para fomentar un uso saludable de las redes.
Por parte de los familiares (en especial tutores legales) podemos acordarnos del acrónimo OCLA (Observar, Controlar, Limitar y Acompañar). Estas siglas hacen referencia al papel activo que las y los adultos pueden tomar, que sería observar los hábitos que tiene la persona joven, controlar aquellos usos que puedan ser peligrosos, establecer normas y límites y acompañar desde pequeños en la instauración de hábitos saludables con las nuevas tecnologías.
Existen ciertos pilares que fomentan, a través de la educación, un buen uso de las redes, y en los que todos y todas podemos influir a la hora de relacionarnos con las personas jóvenes de nuestro alrededor: fomentar una autoestima positiva y realista, potenciar la empatía y la asertividad, establecer límites, desarrollar habilidades de resolución de conflictos y comunicación y, por último y muy importante, facilitar alternativas atractivas de ocio, que tengan un ocio rico y variado.
Por aquí os quiero dejar algunos consejos que se recomiendan para el día a día. Son genéricos y van a tener que adaptarse a las necesidades de la unidad familiar. Se indica que es muy importante hablarles con claridad de las ventajas, inconvenientes y riesgos que las nuevas tecnologías pueden tener, fomentando la privacidad y transmitiendo el valor de la intimidad. Se aconseja retrasar el uso del móvil lo que se pueda dentro de las posibilidades que se tengan, sin que esto suponga pérdidas en otras áreas, por ejemplo la social. Interesarse desde que empiezan a tener contacto con los dispositivos de qué juegos y aplicaciones les gustan, ponerse al día de las redes sociales y de sus hobbies en éstas son factores protectores, además de interesarse por las relaciones que establecen a través de las mismas, recordando la importancia de respetar a los demás y de que no todo vale por estar detrás de una pantalla. Se ha visto que resulta muy positivo, en general y no solamente con este tema, fomentar el diálogo, aunque en ocasiones nos cueste por nuestra vivencia emocional en ese momento, de las experiencias que tengan en su día a día.
Ya que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están tan presentes, no debemos olvidarnos de que somos ejemplo para ellos, ya que observan desde muy pequeños la relación que establecemos nosotros con las tecnologías, por ello es de suma importancia el establecimiento de normas y límites en cuanto a los tiempos de uso, los horarios, los lugares de la casa en los que los pueden utilizar, aplicadas algunas de estas normas también al resto de miembros de la familia.
Todos, dentro de nuestras posibilidades y con el continuo cambio que existe en este ámbito, lo hacemos lo mejor que podemos. El objetivo de todo esto es conseguir que sepan que tienen la puerta abierta a hablar con vosotros de estos temas, que pueden acudir cuando algo les ocurra o que pueden preguntaros dudas que les surjan, antes de buscar por internet.
El uso de internet, como ya hemos dicho, nos ofrece un montón de oportunidades pero es importante no olvidar las posibilidades que nuestro entorno tiene para darnos.
Yaiza Senar Gutiérrez, psicóloga de PSICARA