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RELACIONES ABIERTAS, ¿LIBRE ALBEDRÍO?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy abordaremos un tipo de relación de pareja: las llamadas relaciones abiertas.


“Yo jamás podría tener una relación abierta”; “a mí no me importaría experimentar”; “me parece buena idea para acabar con la monotonía” ¿Quién no ha tenido una conversación de este tipo? Son muchas las opiniones que rodean la cuestión de las relaciones abiertas, y no solamente cuando sale el tema entre amigos y amigas sino también dentro de las relaciones de pareja. ¿Qué ocurre si alguien de la pareja le gustaría tener este tipo de relación y a la otra persona no? ¿Qué opinas tú? Si todavía no tienes muy formada una opinión, vamos a ir acercándonos en las siguientes líneas a este concepto.


Según Wikipedia, una relación abierta es “una relación no monógama, unión libre o matrimonio, donde ambas partes ponen a consideración de cada uno tener relaciones íntimas fuera de la pareja, sin considerar esto como una infidelidad”. Si ampliamos la búsqueda nos aparecen diferentes tipos de relaciones abiertas: la abierta en el plano sexual (donde se puede tener un vínculo sexual con alguien, pero no emocional) o la abierta en el plano emocional (mediante la que se establecen vínculos emocionales con otras personas, pero no a nivel sexual).


Dentro de las abiertas a nivel sexual hay otros tipos. Vamos a ir al ejemplo de Laura y Fran, quienes mantienen una relación abierta o semi-abierta en la que pueden tener relaciones sexuales con otras personas, pero un número de veces acordado, seis veces al año. Este tipo de relación se denomina “monogamish”. Por otro lado, tenemos el ejemplo de Adrian y Mario, quienes mantienen encuentros de intercambio de parejas o Swinging en inglés, lo cual es un concepto que es probable que hayas podido escuchar. Kike y Mati, por otra parte, tienen una relación abierta híbrida, donde solo Mati mantiene relaciones sexuales con terceras personas, ya que Kike manifiesta no tener la necesidad de hacerlo.


En este punto del artículo, ya podemos imaginarnos un poco más a que se refieren las relaciones abiertas. ¿Son términos que desconocías? ¿Tienes la sensación de no comprender como las personas pueden tener ese tipo de relaciones? ¿Has pensado que quizá sí que te gustaría tener este tipo de relaciones?


Sea cual sea tu respuesta, lo importante es saber primero qué necesidades tienes tú o si tienes claras tus prioridades y límites para establecer un vínculo afectivo-amoroso con alguien, y luego ya pensar de qué forma te vas a relacionar con tu pareja. Y esto se sabe primero conversando con nosotros y nosotras mismas, y luego con la otra persona. El ingrediente clave que tiene que haber en una relación, ya sea abierta, semi-abierta, híbrida o monogámica es la comunicación y responsabilidad afectiva.


Una relación abierta no implica que cada persona tenga libre albedrío, ya que hay que mantener acuerdos y conversaciones para definir los límites conjuntos. Volvamos al ejemplo anterior de la relación entre Laura y Fran. Para establecer que tenían relaciones con terceras personas seis veces al año, primero han tenido que tener en cuenta qué es lo que quiere cada uno de los dos. Por otro lado, en el caso de Kike y Mati, donde solamente Mati tiene relaciones sexuales con terceros, Kike se tuvo que plantear si el quería eso o aceptaba la propuesta de tener una relación abierta solo por no perder a Mati. Es decir, Kike primero indagó en sí mismo sus propias necesidades antes de establecer un acuerdo de relación abierta entre ambas partes.


En resumen, una relación se establezca como se establezca, ambas partes tienen que ser responsables a nivel afectivo y respetar no solo las necesidades propias sino las de la otra persona. De esta forma, comunicándonos, se llegan a puntos comunes.


Las relaciones son como sujetar una cuerda por dos partes. Se genera mucha tensión si solo se miran las necesidades propias, ya que se estira la cuerda por ambas partes y puede incluso llegar a romperse. Si solo en uno de los lados se destensa la cuerda, mirando solo las necesidades de una de las partes, la cuerda no queda recta y se cae. Es importante llegar a puntos comunes, independientemente del tipo de relación en la que estés, donde el balance entre la tensión y distensión de ambos lados se vaya equilibrando.


Nuria Latorre Latorre, psicóloga de PSICARA

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