¿TIENES MIEDO A PERDERTE ALGO? EL FENÓMENO FOMO
- PSICARA
- 19 mar
- 5 Min. de lectura
Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy hablaremos del miedo a perderse eventos o experiencias y cómo este fenómeno, potenciado por las redes sociales, puede afectar a nuestro bienestar.
Imagina que estás en casa un viernes por la noche. Hoy te apetecía quedarte en pijama viendo una serie tranquilamente pero, mientras haces scroll en Instagram, te das cuenta de que tus amigos están en una cena increíble, uno acaba de llegar a un festival y otro más está de vacaciones en una playa paradisíaca. De repente, te sientes inquieto y empiezas a preguntarte si deberías haber salido, o si estás desaprovechando la vida. Si te resulta familiar, puede que estés experimentando lo que se conoce como FOMO (del inglés Fear of Missing Out, es decir, miedo a quedarse fuera).
FOMO es una sensación psicológica que surge cuando creemos que otras personas están disfrutando experiencias o teniendo oportunidades que nosotros no estamos viviendo; es el miedo de no estar participando en ello. Esto puede provocar ansiedad, frustración o sensación de no pertenecer. Este término se ha popularizado en los últimos años con el auge de las redes sociales, pero su origen es mucho más antiguo: está relacionado con el miedo evolutivo a ser excluidos del grupo. Una de las necesidades fundamentales del ser humano es la de pertenencia y conexión. Sentir que somos parte de un grupo, y que no estamos excluidos de lo que ocurre en él, sigue siendo esencial para nuestra estabilidad emocional y nuestro bienestar. El FOMO, en este sentido, es una extensión de ese deseo innato de pertenecer.
Hoy en día, el auge de las redes sociales ha amplificado este fenómeno, son el caldo de cultivo perfecto para el FOMO puesto que observamos constantemente la vida de la gente. Se ha visto que las personas que pasan más tiempo en redes sociales tienden a experimentar mayores niveles de FOMO, en parte porque las redes crean una realidad distorsionada que prioriza el entretenimiento y las experiencias sobresalientes, mientras que oculta las partes cotidianas o menos glamurosas de la vida. Esto produce la falsa creencia de que nuestra vida es menos interesante o satisfactoria que la de los demás. Nos exponen a una corriente ininterrumpida de eventos que no podemos experimentar de primera mano.
Por ejemplo, cuando ves a un amigo publicando fotos de unas vacaciones idílicas en una playa exótica mientras tú estás en casa trabajando, es fácil sentir que te estás perdiendo algo importante. Y aquí es donde radica uno de los mayores problemas del FOMO: te hace sentir que lo que estás haciendo no es suficiente. Si hoy has decidido quedarte en casa y descansar, pero ves que todo el mundo parece estar haciendo algo “más emocionante", te preguntas si tomaste la decisión correcta. Este es el ciclo tóxico del FOMO: nos desconecta del presente y nos hace pensar que siempre hay algo mejor que podríamos estar haciendo.
Esto nos lleva a la siguiente cuestión: el impacto que el FOMO puede tener en la salud mental. Partiendo de la base de que va a depender de la persona, puede llevar a experimentar:
Ansiedad y estrés. La sensación de que algo importante está sucediendo sin nuestra participación puede generar una constante preocupación o inquietud (ansiedad). El revisar continuamente las redes sociales, puede aumentar los niveles de estrés al estar expuestos a “pruebas” de lo que nos perdemos. Esto puede interferir con la capacidad de disfrutar del presente. Por ejemplo: imagina que estás cenando con tu familia, pero en lugar de disfrutar la conversación, sientes la necesidad de revisar tu teléfono para ver si tus amigos han organizado algún plan o si hay algún evento interesante del que no te has enterado. Esto no solo aumenta tu ansiedad, sino que también te desconecta de la experiencia que podrías estar disfrutando en ese momento.
Insatisfacción personal y comparación social negativa. El FOMO fomenta el evaluarnos a nosotros mismos en función de los logros, experiencias o posesiones de los demás. Al no ser real lo que vemos en las redes sociales, esta comparación suele ser desigual y desfavorable para nosotros. Puede aparecer una sensación de insuficiencia: “mi vida no es tan emocionante”, “no soy tan exitoso como esa persona”, “no tengo tanto tiempo libre como ella”. Y esto nos lleva al siguiente punto.
Menor autoestima. Cuando sentimos que nuestras vidas no son tan emocionantes o gratificantes como las de los demás, podemos comenzar a cuestionar nuestro propio valor.
Afectación de la calidad del sueño. Muchas personas, antes de acostarse, revisan compulsivamente sus redes sociales para asegurarse de que no se han perdido nada importante. Esto interfiere con el sueño y con la capacidad de relajación.
Reducción de la productividad. ¿Cuántas veces has revisado tu teléfono mientras estás en una reunión, trabajando o en el instituto? Esto puede afectar a nuestro rendimiento en este tipo de tareas importantes.
No atender nuestras necesidades. El FOMO puede llevarnos a realizar conductas que en realidad no queremos para encajar y pertenecer.
Aunque vemos que el FOMO puede ser bastante dañino, la buena noticia es que hay formas de gestionarlo y reducir su impacto en nuestro bienestar. Estas son algunas estrategias que pueden ayudar:
Practicar la gratitud: Una de las formas más efectivas de combatir el FOMO es cambiar nuestro enfoque hacia lo que ya tenemos en lugar de centrarnos en lo que nos falta. Se ha visto que la gratitud puede mejorar significativamente nuestro bienestar emocional. Tomarse unos minutos cada día para reflexionar sobre las cosas buenas en nuestra vida puede reducir la sensación de que nos estamos perdiendo algo.
Hacer descansos de las redes sociales: limitar el tiempo que pasamos en redes sociales puede reducir enormemente los sentimientos de FOMO. Incluso algo tan sencillo como no revisar el móvil antes de dormir puede mejorar tu descanso y disminuir la ansiedad. También puede ayudar el ser más selectivos con el contenido que consumimos, quizás seguir perfiles que lleven un ritmo de vida acorde al nuestro.
Aceptar que no podemos estar en todos lados: Esta es quizás la lección más importante. No podemos estar en todas partes ni hacer todo lo que nos gustaría, y eso está bien. No necesitamos estar siempre ocupados o involucrados en cada oportunidad para tener una vida plena. En vez de perseguir todo lo que los demás hacen, podemos centrarnos en lo que realmente es importante para nosotros. Aprender a estar en paz con las decisiones que tomamos es clave.
Practicar el mindfulness: Nos enseña a enfocarnos en lo que estamos viviendo ahora, en lugar de preocuparnos por lo que podría pasar fuera de nuestro alcance.
Recordarnos que lo que vemos en redes sociales no es la realidad. Poder activar ese doble foco.
El FOMO es un fenómeno con el que muchas personas pueden identificarse hoy en día. Ser conscientes de que puede influirnos y conectar con nosotros mismos y con aquello que necesitemos, que puede no ser lo mismo que necesiten o hagan otras personas, es nuclear para cuidar nuestro bienestar. No siempre estar en todos lados significa estar mejor. A veces, lo que mejor nos puede venir es dejar de mirar lo que ocurre a nuestro alrededor para centrarnos en lo que tenemos aquí y ahora.
Al final del día, lo que más importa no es lo que los demás estén haciendo, sino cómo te sientes tú con la vida que estás viviendo. Y eso es algo que, definitivamente, vale la pena no perderse.
Yaiza Senar Gutiérrez, psicóloga de PSICARA.
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