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TRANSMITIENDO MENSAJES DIFÍCILES: LA MAGIA DE LA COMUNICACIÓN

  • Foto del escritor: PSICARA
    PSICARA
  • 9 abr
  • 6 Min. de lectura

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. ¿Alguna vez alguien ha hecho algo que te ha molestado y no has sabido cómo decírselo? ¿Te daba apuro poder herir sus sentimientos? ¿Notas que hay ciertas cosas que te cuesta decir? ¿O por el contrario eres de los que dice lo que piensa sin pararse a pensar si eso puede ser hiriente para la otra persona?

 

Por ejemplo, a Laura le cuesta decirle a sus amigas que hay ciertas cosas que no le gusta hacer, cuando alguien le molesta no sabe cómo transmitirlo porque no quiere herir sus sentimientos y tampoco expresa su opinión en grupo. También le resulta difícil expresar sus necesidades a su pareja y no suele manifestar su opinión sobre dónde le apetece ir a cenar cuando están debatiendo sobre dónde ir un sábado por la noche. Todo esto le ayuda a no tener algunos conflictos con otras personas, pero le impide defender sus intereses y sus necesidades. Laura respeta mucho a los demás, pero no se respeta mucho a sí misma: Laura tiene un estilo de comunicación pasivo.

 

Por el contrario, Paco es de los que dice lo que piensa sin pararse a pensar si eso puede ser hiriente para la otra persona y no tiene muchos filtros a la hora de comunicarse. Esto le lleva a que consigue salirse con la suya a veces, pero a costa de ir deteriorando sus relaciones. Paco se respeta mucho a sí mismo, pero no respeta a los demás: Paco tiene un estilo de comunicación agresivo.

 

María es amiga de Laura, y se parecen mucho, ya que a María también le cuesta mucho expresar lo que siente y defender sus intereses. Va tragando y tragando, sin embargo, hay veces que eso le lleva a un punto en el que acaba explotando, llegando a decir cosas tan hirientes como las de Paco. María tiene un estilo de comunicación pasivo-agresivo.

 

Con el paso del tiempo, Laura, Paco y María, se han dado cuenta de que esas maneras de comunicarse aunque a veces les ayudan, por lo general no son muy funcionales.

 

¿Te sientes identificado con alguno de estos personajes?

 

Laura, Paco y María podríamos ser cualquiera de nosotros, ya que comunicar nuestras ideas, deseos, intereses y opiniones siendo respetuosos con el resto de personas, no siempre es fácil. En eso consiste el estilo de comunicación asertivo. Un estilo que ayuda a respetarnos a nosotros mismos, pero también a los demás. A lo largo de nuestra vida posiblemente habremos ido desarrollando diferentes maneras de comunicarnos, e incluso a veces estos estilos pueden variar según la situación y el contexto. Por suerte, los seres humanos tenemos la capacidad de seguir aprendiendo nuevos recursos, y la asertividad es una habilidad que se puede entrenar. De hecho, hay algunas técnicas asertivas que pueden ser muy útiles, por ejemplo, a la hora de hacer una crítica, o de manifestar que algo te ha molestado o no te ha gustado.

 

La técnica del sándwich.

 

¿Qué suele llevar un sándwich? ¡Exacto! Pan, relleno y pan. Pues esta técnica consiste básicamente en hacer un “sándwich comunicativo”. De tal manera que el relleno, que es aquello que tú quieres transmitir a la otra persona, se lo vamos a “meter entre pan” para que sea más fácil que se “coma” ese mensaje que puede ser difícil tanto de transmitir, como de asimilar. ¿Cómo? Empezando y terminando tu mensaje diciendo algo positivo, y entre medias, introduciendo la crítica o la parte incómoda. Al plantearla de este modo, la crítica se vuelve más constructiva. Pongamos un ejemplo. Estamos haciendo con nuestro compañero Carlos una presentación para un trabajo de clase o para plantear un nuevo proyecto en nuestra empresa. Carlos era el encargado de diseñar el powerpoint, y cuando te lo enseña, te das cuenta de que hay dos diapositivas que te parecen horribles. Laura quizás no diría nada con tal de no ofender a su compañero, pero acabaría presentando algo con lo que ella no se siente identificada. Sin embargo, Paco quizás le diría algo así como “vaya mierda de diapositivas has hecho”, hiriendo así a su compañero y empezando una discusión llena de reproches mutuos. Sin embargo, tú que te has entrenado en habilidades asertivas y conoces la técnica del sándwich le podrías decir algo así:

 

Mensaje positivo (de inicio): “Muchas gracias por encargarte del Power Point Carlos, la verdad es que ha quedado una presentación muy visual y bonita”.

 

Crítica o solicitud de cambio: “Lo único que te diría después de haberle echado un vistazo es que quizás las diapositivas 14 y 15 no quedan del todo claras y les podríamos dar una vuelta para que se entiendan mejor”.

 

Mensaje positivo (de cierre): “¿Cómo lo ves? Creo que nos va a quedar un proyecto muy bueno y que mañana nos irá muy bien en la presentación. ¡Gracias por el tiempo que le has dedicado!”

 

Con esta manera de transmitirlo estoy consiguiendo comunicar que hay dos diapositivas que creo que habría que cambiar, pero lo estoy haciendo de manera constructiva, de tal forma que es más fácil que Carlos lo pueda integrar y que no se activen las defensas que podrían haber surgido si se lo hubiera transmitido de forma agresiva.

 

Los mensajes yo.

 

Esta técnica es muy útil cuando queremos solicitar un cambio de comportamiento en otra persona. Surge de la diferencia que hay entre comunicarme con “mensajes tú” y “mensajes yo”. Los “mensajes tú” son aquellos en los que pongo el foco del mensaje en la otra persona, lo cuál hace que sea más probable que “saque las garras” y se ponga a la defensiva. Sin embargo, los “mensajes yo” se centran en cómo yo me he sentido ante una situación, poniendo el foco en mí mismo. Esto ayuda a que la otra persona te pueda entender y hace mucho más incuestionables tus argumentos, ya que tú eres la única persona que sabe cómo se ha sentido ante esa situación, independientemente de que fuera o no la intención de la otra persona el hacerte sentir así. La fórmula para hacer un “mensaje yo” es la siguiente:

 

Cuando… (describo la situación, sin entrar en juicios de valor y siendo lo más objetivo posible).

 

Yo me siento/sentí… (explico cómo me hace o me hizo sentir esa situación).

 

Entonces me gustaría… (petición de cambio que hago a la otra persona).

 

Veámoslo con un ejemplo. Imaginemos que cuando quedas con Carlos, éste suele llegar tarde, lo cuál te mosquea, ya que casi siempre te toca esperarle. Ya sabemos que una persona con un estilo de comunicación pasivo quizás no le diría nada o le quitaría hierro al asunto, que una con un estilo más agresivo lo diría de manera hiriente y que una persona con un estilo pasivo-agresivo, quizás no diría nada, pero a la sexta vez acabaría explotando. Sin embargo, a la hora de querer transmitírselo a Carlos, quizás lo acabamos haciendo con un “mensaje tú”, como por ejemplo: “Ostras Carlos, siempre te retrasas, eres un tardón y no respetas a los demás. ¡Siempre estás igual!”. Si nos damos cuenta, el mensaje está centrado en la otra persona, acercándose a un estilo más agresivo, y es más fácil que la otra persona pueda responder con otro reproche. Por ello puede ser más interesante transformarlo en un “mensaje yo”:

 

Cuando quedamos para tomar algo y llegas tarde, como ha ocurrido estas últimas veces…

 

Yo me siento mal, porque siento que no se valora mi tiempo y que no soy importante para ti.

 

Por eso me gustaría que los dos intentásemos ser puntuales cuando quedemos.

 

De esta forma, es más fácil que Carlos capte el mensaje y no se sienta tan atacado. Además, se puede combinar con la técnica del sándwich, introduciendo el “mensaje yo” entre dos mensajes positivos:

 

Mensaje positivo: “Hola Carlos, sabes que me encanta quedar contigo y me lo paso muy bien cuando estamos juntos, pero es cierto que…”

 

“Mensaje yo”: (lo mismo que hemos puesto arriba).

 

Mensaje positivo: “Y esto te lo digo con toda la confianza y cariño del mundo, porque somos amigos y creo que es importante que podamos hablar de estas cosas. ¿Cómo lo ves tú?”

 

La comunicación es de los aspectos más importantes de nuestra vida, ya que es un elemento transversal en cualquier interacción humana. Yo puedo tener algo muy importante que decirte, pero si no soy capaz de darle la forma adecuada, mi mensaje no te llegará. Por ello, tanto la técnica del sándwich como los “mensajes yo” son herramientas que nos pueden ayudar a expresar nuestras opiniones y necesidades sin herir a los demás, favoreciendo que nuestras relaciones sean más sanas. Porque al transmitir mensajes difíciles, la magia la pone la comunicación.

 

Javier Ibáñez Vidal, psicólogo de PSICARA.

 
 
 

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