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¿Y AHORA QUÉ?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana hablaremos sobre la preocupación o el miedo al futuro.


Nuestro día a día y la vida en general está repleta de situaciones desconocidas y cambios constantes que suceden a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos. Actualmente, con el coronavirus y todo lo que conlleva vivimos tiempos muy inciertos, tanto a nivel individual como colectivo, y eso puede provocarnos miedo al futuro y/o angustia.


Probablemente la mayoría de nosotros teníamos el verano organizado o planes pensados para hacer durante el mismo, sin embargo, esta organización ha podido verse alterada. Así como planes para dentro de unos meses que nos ha tocado cancelar, aumentando todo esto la preocupación sobre lo que sucederá próximamente, tanto a corto como a largo plazo.


Por ello, son muchos los interrogantes que pueden surgirnos: ¿van a empezar mis hijos el colegio o el instituto?, ¿volveré a trabajar presencialmente o seguiré teletrabajando?, ¿seguiré teniendo trabajo?, ¿cuándo habrá vacuna?, ¿me podré ir de vacaciones en agosto o en septiembre?, ¿volveremos a estar confinados?, ¿hago bien en salir con mis amigos? o incluso, ¿volveremos a la antigua normalidad?


Esta preocupación o temor por el futuro se denomina incertidumbre y hace referencia a situaciones que desconocemos o de las que tenemos poca información. Esta situación está presente en acontecimientos cotidianos y puede aplicarse a numerosas áreas de nuestra vida: incertidumbre en el futuro laboral, ¿me subirán el sueldo?; personal, ¿saldrá bien mi relación?, ¿los análisis médicos serán positivos? y de vivienda o económico, ¿podré pagar la hipoteca?, entre otras. En el momento en el que nos encontramos puede haberse visto aumentada tal preocupación, una incertidumbre que es lógico experimentar, que ha venido para quedarse durante un tiempo y con la cual vamos a tener que aprender a convivir.


En ocasiones, la incertidumbre puede ir acompañada de miedo, desconcierto, angustia o estrés y siempre está enfocada hacia el futuro. Debemos tener presente que el hecho de que las cosas que suceden sean previsibles reduce la ansiedad, pero tenerlo todo bajo control o rodearnos solamente de certezas no es posible.


Todos, en mayor o menor medida, hemos sentido incertidumbre, pero la diferencia reside en cómo se gestiona. Hay personas que presentan una alta intolerancia a la incertidumbre, es decir, ante situaciones ambiguas, reaccionan de forma intensa, sintiendo baja percepción de control y anticipando consecuencias futuras negativas, lo que hace que se retroalimenten la propia incertidumbre y la ansiedad. Un mal manejo de este miedo al qué pasará afectará a muchas áreas de la vida, en especial a la toma de decisiones y planificación del futuro.


Además, este miedo a la incertidumbre, puede resultar un tanto incapacitante ya que en algunos casos puede impedir que la persona salga de su famosa “zona de confort”, que se define como aquel lugar en el que se tiene algún control y tanto la incertidumbre como la vulnerabilidad son mínimas, es decir, donde la persona prefiere lo conocido que lo nuevo que pueda llegar. A pesar de los imprevistos que nos acompañan constantemente, y lo idílico y falso de la seguridad total que anhelamos, al abandonar la zona de confort (que puede ocurrir en numerosas ocasiones como salir a estudiar fuera de casa, cambiar de domicilio, ciudad o de trabajo) nos vamos a sentir ansiosos o estresados con mucha probabilidad. Tanto el salir de la zona de confort como el permanecer siempre en ella tiene sus ventajas y sus inconvenientes.


La vida se encuentra en constante cambio y la toma de decisiones y planificación son necesarias en nuestro día a día. Además, las anticipaciones negativas de las situaciones pueden llevarnos a actuar evitando las mismas, negándonos así la posibilidad de aprender, explorar y mejorar, guiándonos por ese miedo al manejar situaciones desconocidas.


Para terminar, dejo por aquí unas palabras que Allison Carmen comenta en su libro La ley del quizás: “Los seres humanos tienen una asombrosa capacidad para olvidar que una de las pocas certezas con las que pueden contar a lo largo de la vida es que ésta va cambiando”.



Yaiza Senar Gutiérrez

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