top of page
  • Foto del escritorPSICARA

"¿Y SI ME TOCA...?"

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. En esta ocasión vamos a hablar de cómo están arraigadas en nuestras costumbres las supersticiones.


La Navidad está a punto de empezar y podemos emplearla para sacar varios ejemplos de cómo la superstición está presente en nuestra sociedad de hoy en día. Con la finalidad de ponernos un poco en situación, te pregunto, ¿al comprar un décimo de lotería, en el caso de que lo hayas hecho, se lo has pasado por la espalda a alguien? ¿te has puesto ropa interior de color rojo en Nochevieja? ¿has comido 12 uvas pensando que si no tendrías “mala suerte” en el siguiente año? Gran parte de las y los lectores responderán afirmativamente ya que son parte de nuestra cultura y nuestras costumbres. Pero… ¿qué hay detrás de todas estas supersticiones?


Por un lado, Ellen Langer, en 1975 definió el concepto de “ilusión de control” o “sesgo de ilusión de control”, que consiste en la creencia errónea de que una persona puede emitir algún tipo de acción o que posee estrategias para controlar la aparición de eventos que en realidad son producidos por el azar. Esto mismo podría aplicarse a múltiples ejemplos de la vida cotidiana como “tocar madera” para que no ocurra algo desagradable o encender una vela para que nos vaya bien en alguna cosa puntual como un examen.


Por otro lado, Skinner estudió el fenómeno de la “conducta supersticiosa” en 1948, para ello realizó una serie de experimentos con palomas donde la paloma se encontraba en un lugar que recibía alimento de manera aleatoria, es decir, a veces recibiría la comida tras 30 segundos, otras veces tras un minuto y medio, otras veces a los 15 segundos, etc. Observó que cualquier conducta que justo fuese emitida previamente a la obtención del alimento (por ejemplo, picotear dos veces la pared, dar tres saltos y sentarse, etc.) resultaba reforzada debido al emparejamiento que hacía de conducta – recompensa. De esta forma, cada vez que querían recibir el alimento volvían a emitir esa conducta creyendo que así obtendrían ese alimento. Las palomas actuaban como si “creyesen” que a través de sus actos pudieran “producir” la obtención de alimentos.


Skinner vio una analogía clara al comportamiento supersticioso que los humanos hacemos. por ejemplo, quizás te ha pasado o conoces a alguien que ha aprobado un examen que igual no se esperaba aprobar y justo lo hizo con un bolígrafo determinado, quizás relaciona ese bolígrafo con el aprobado o cualquier otro objeto o acción que haya realizado antes de ese examen. En este tipo de emparejamientos que solemos hacer quizás habría que reflexionar acerca de la poca capacidad que a veces nos otorgamos a nosotras y nosotros mismos para conseguir un logro o que un evento suceda, confiriéndole en su lugar ese "poder" a otra conducta o pensamiento que poco tiene que ver con la causa de ese acontecimiento.


Por último, para acabar con tanta teoría psicológica por esta semana, otra idea que ayuda a entender el porqué de este tipo de fenómeno es el concepto de “refuerzo intermitente” cuyo autor vuelve a ser Skinner. Volviendo al ejemplo de las palomas, un hecho clave era que, tras realizar la conducta a la que tenían asociada la recompensa, ellas obtenían el alimento en algunas ocasiones, pero no siempre, por lo que no sabían cuándo iban a recibirla. Y aquí es donde entra en juego la incertidumbre, la cual tiene un papel fundamental en el mantenimiento de estas conductas, al no saber cuándo va a llegar esa recompensa deseada las conductas tienden a ser más resistentes y es por ello por lo que se perpetúan (esto mismo podría explicar la adicción al juego o la dependencia emocional, entre muchas otras, pero ya lo hablaremos en otra ocasión).


A parte de los rituales que podemos haber creado de manera individual, éstos también son parte del entorno en el que vivimos y de nuestra cultura. El hecho de emitir conductas rituales tiene ciertos beneficios como es el sentimiento de pertenencia a un grupo al ser algo que comparten tantas personas y, como animales sociales que somos, es algo necesario en los seres humanos. Si nos detenemos a observar, cada cultura tiene sus propios rituales y cuando vemos otros que no son los “habituales” te podrían llegar a parecer incluso ridículos, pero ¿te habías planteado antes qué hace que tus rituales sean más “normales” o menos “ridículos” que los de los demás? Quizás esta visión te de otra perspectiva de este tipo de conductas tan habituales que tenemos arraigadas.


Para finalizar, vamos a volver al tema de la lotería, quizás estas situaciones te resulten familiares. Imagínate que una amiga te dice de entrar en una administración de lotería porque su madre le ha pedido que compre un décimo o que en la empresa en la que trabajas se ha comprado lotería o formas parte de una asociación o de un equipo y sabes que han comprado lotería. Quizás hayas podido pensar “¿y si les toca y yo no he comprado ningún número?” Esto te puede generar ciertas emociones incómodas y podrías acabar comprando un décimo por el “por si acaso” y, a continuación, la incomodidad que generaron en ti esos pensamientos disminuiría. Si vuelves a vivir una situación parecida, aumentará la probabilidad de que vuelvas a comprar un boleto para volver a reducir esa incomodidad asociada al “y si…” quedándose reforzada dicha conducta.


Lo más probable es que este año tampoco nos toque, o… ¡quién sabe!, pero no hay que olvidar que nuestra mayor suerte no va de números, sino de nombres y apellidos.




Alba Nicolás Agustín


38 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page