
REDES SOCIALES: ¿VENTANA AL MUNDO O ESPEJO QUE DAÑA LA AUTOESTIMA?

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. En esta ocasión hablaremos sobre la influencia que pueden tener las redes sociales.
Con el paso de los años, nos hemos ido adentrando en una era digital, donde prácticamente la mayoría de las personas tienen a su alcance algún dispositivo que les permite conectarse a la red. Dicha red funciona como una “ventana al mundo” permitiéndonos conectar con personas que se encuentran en diferentes partes del mundo. Las redes sociales han llegado a adquirir un papel tan relevante en nuestras vidas que han pasado de ser un simple entretenimiento, a ocupar un papel central en nuestro día a día.
En la actualidad existen gran variedad de redes sociales (WhatsApp, Instagram, Facebook, TikTok, LinkedIn, BeReal, etc.). Todas ellas, a pesar de las diferencias que pueden tener entre sí, mantienen un nexo común: permitirnos conectar e interaccionar con personas que no se encuentran físicamente presentes. Dicha conexión, no solamente podemos hacerla en tiempo real, sino también en diferido, al poder mandar un mensaje, un audio o publicar contenido y que el receptor acceda a él cuando así lo desee.
Como podemos observar las redes sociales tienen múltiples ventajas debido a las diversas funciones que cumple: nos permiten mantener vínculos a pesar de la distancia; nos acercan a comunidades con las que compartimos intereses y valores; nos permiten intercambiar y compartir información; son una ventana al aprendizaje permitiéndonos conocer nuevas culturas, opiniones y formas de vida; nos permiten generar una red de apoyo; y también pueden actuar como medio de entretenimiento y publicidad.
Si bien es cierto que resulta ser una herramienta que puede ofrecer múltiples ventajas, se ha encontrado que no todo lo que nos ofrece es positivo. No solo sirven para comunicarnos, entretenernos y aprender, sino también actúan como vitrinas en las que nos exponemos y mostramos. Esta exposición puede llegar a ser un reto para nuestra autoestima ¿qué es lo que ocurre con ella cuando estamos tantas horas navegando?
Las redes sociales tienen un impacto en el modo en el que construimos y percibimos nuestra autoestima. La mayoría de las personas, en las redes, tienden a mostrar su “mejor cara”, es decir, muestran todo aquello bueno que les ocurre o realizan: publican esos viajes que hacen, cómo disfrutan con sus amigos, pareja o familia, lo maravilloso que resulta ser su trabajo, etc. Nos muestran unas vidas perfectas que, aunque es probable que no reflejen toda la realidad, terminan pesando al llevarnos a comparar la vida idílica que tienen los otros con la que tenemos nosotros/as.
Se ha visto que esta exposición constante de “perfección” puede debilitarnos poco a poco la autoestima, haciéndonos sentir que “no estamos a la altura” y llevándonos a intentar compensar dicho sentimientos a través de la validación o aprobación externa. Los “me gusta” y los comentarios acaban actuando como un indicador del valor personal, induciéndonos a mostrar solo una versión editada de nosotros/as mismos/as con el objetivo de sentirnos valiosos o válidos. Este hecho puede llegar a generar una distorsión en la autoimagen sintiendo que nuestra versión de la vida real “no es suficiente”.
El impacto de las redes sociales en la autoestima no es un tema menor. Afecta especialmente a los más jóvenes, que construyen su identidad en paralelo al universo digital. Pero también influye en adultos que ven cómo su valor personal parece medirse en interacciones y seguidores. Es importante conocer los efectos negativos que pueden generar las redes sociales no para demonizarlas, sino para aprender a usarlas con conciencia y así poder proteger nuestra autoestima. Algunos de los aspectos a tener en cuenta son:
- Aprender a realizar un uso consciente de las mismas, estableciendo límites claros de tiempo y teniendo claro el objetivo.
- Tomar conciencia de que lo que vemos no es toda la realidad, sino una parte de ella y es probable que ésta se encuentre maquillada por filtros o ediciones.
- Seguir cuentas diversas que te inspiren (y no solo te comparen), que promuevan mensajes positivos y más realistas.
- Aprender a priorizar las interacciones en lugar de la cantidad de seguidores, reacciones o “me gusta” de mis publicaciones.
- Fomentar la autoestima más allá del mundo digital, aprendiendo a reconocer logros internos y valores personales que se encuentran en el día a día, sin mostrarlos a través de redes.
Como podemos observar las redes sociales resultan ser herramientas poderosas que pueden actuar como puentes que conectan o espejos que distorsionan. El desafío no se encuentra en rechazarlas y vivir al margen de ellas, pues no resultaría posible debido a la sociedad en la que nos encontramos, sino más bien aprender a utilizarlas de un modo equilibrado y responsable. Aprovechando sus beneficios, sin llegar a caer en las dinámicas dañinas que pueden generarse, buscando conexiones reales y teniendo siempre presente que lo que nos define va mucho más allá de una publicación.
Miriam Pitarch Rambla, Psicóloga de PSICARA