Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. El artículo de hoy va dirigido a personas que están aprendiendo o quieren aprender un nuevo idioma. ¿Es tu caso?
“Cómo aprender un idioma por tu cuenta”, “9 tips para aprender un nuevo idioma” o “6 consejos para aprender un nuevo idioma” es lo que encontramos cuando hacemos una búsqueda rápida en “San Google”. De primeras, puede parecer una tarea sencilla, con tan solo 6 trucos puedo aprender inglés o árabe.... ¡Ojalá fuera así de fácil!
En estas páginas webs, las pautas más frecuentes que encontramos son descargarnos aplicaciones de lenguaje, rodearnos de personas que hablen ese idioma que queremos aprender o mejorar, conocer las frases más comunes, entrenar nuestro odio con la música y las series (ya sabes, cambio de idioma en Netflix), ampliar nuestro vocabulario, usar diccionarios, conocer la cultura de los países, etc. ¡Bien! Todo esto forma parte del proceso de aprendizaje y son variables que debemos considerar, pero si seguimos con la búsqueda, aparece la idea de que lo realmente importante es la motivación y el tiempo que se le dedica. Sin embargo, ¿tenemos todos y todas el mismo tiempo y las mismas circunstancias? Te planteo que reflexiones sobre la siguiente cuestión: ¿Es lo mismo aprender porque nos motiva que por necesidad?
Un cambio de país y cultura, falta de apoyo social, no disponer de figuras de referencia, problemas económicos, haber vivido situaciones adversas durante un proceso de migración, no tener estudios previos por falta de oportunidades, miedo e incertidumbre a “raudales” y sentir la exclusión social en primeras carnes son factores que no favorecen el aprendizaje de un nuevo idioma.
Además, no tener un mínimo dominio de la nueva lengua hace que las oportunidades laborales bajen, que el apoyo social no aumente y que la soledad se vuelva nuestra principal compañera. ¿Cómo me comunico entonces? La comunicación hace, y ha hecho, que el ser humano pueda sobrevivir, cuando nos vemos privados de ella, nos suelen inundar emociones desagradables. ¡Pongamos un ejemplo! Yo he tenido la suerte de nacer en Teruel y tener un apoyo social, hasta ahora, protector, pero ¿cómo podría sentirme si me “dejasen” sola en un país del sur de África? Y tú, ¿cómo te sentirías?
Para “ponernos en los zapatos” de otra persona, es decir, mostrar empatía, podemos pensar en lo desmotivante que es a veces aprender inglés, francés o italiano, idiomas similares al nuestro, que nos producen sensaciones muy desagradables y nos resulta, en muchos casos, costoso hacerlo. ¡Imagina lo que nos costaría aprender un idioma como el guineano o el hindi, con lo diferentes que son al nuestro y las diferencias culturales que tenemos! Por lo que, si conocemos a personas migrantes que no saben cómo comunicarse, facilitemos la situación siendo agradables, mostrando interés y dándoles el tiempo que puedan necesitar, del mismo modo que nos gustaría que nos tratasen a nosotros/as si las cosas cambiasen.
Desde PSICARA y a través del Proyecto Integrando Más Allá*, hemos podido impartir talleres de Psicología a personas migrantes en las Escuelas de Adultos de la provincia de Teruel. ¡Qué gran labor realizan! Se crea un espacio seguro donde empezar a aprender algo tan difícil como es una nueva lengua, lo que favorece la adaptación al nuevo país y que las personas recién llegadas empiecen a entender los códigos y reglas por las que se rige nuestra sociedad.
Como comentaba mi compañera, y amiga, Yaiza, en su artículo anterior, en la diversidad cultural está la riqueza, valorando la diferencia como elemento enriquecedor de la sociedad, pudiendo aprender tantísimo unas personas de las otras. La integración está en los pequeños gestos que todos y todas podemos hacer cada día.
*Proyecto financiado por el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea, dentro del marco del proyecto Share Sira.
Noelia Ferrer Ber, psicóloga de PSICARA