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LA BÁSCULA. PREOCUPACIÓN POR EL PESO

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta vez hablaremos sobre el peso corporal.


Me dirijo al baño medio dormida y, como cada mañana, me subo en la báscula para ver qué número aparece en ella. La miro y me pregunto “¿Cómo puede ser que pese más hoy que ayer?” me bajo y me dirijo a la cocina mientras me invade un sentimiento de frustración, tristeza y rabia “no entiendo qué es lo que pasa, si yo pensaba que estaba haciendo las cosas bien”.


Mientras me preparo el desayuno, empiezo a pensar qué cosas puedo hacer para que esto cambie, preguntándome también si realmente merezco el desayuno que voy a tomarme.

Durante la jornada laboral, mis compañeros proponen que pidamos la comida en uno de mis restaurantes favoritos “con el antojo que tengo yo de ese arroz tan rico que preparan” cuando me preguntan qué quiero, les contesto “esta vez no pediré nada, no me apetece y ya me había traído la comida de casa”. Nadie me dice nada por mi decisión, en cambio yo empiezo a pensar “si no hubieses subido de peso ahora estarías disfrutando de ese arrocito que tanto te gusta”, “intenta portarte bien y a ver si la semana que viene sí que puedes

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Cristina, al igual que algunas personas, tienden a tener la báscula presente en su día a día, llegando esta a condicionar tanto su estado anímico como las decisiones que toma durante el día.


¿Por qué ocurre esto? A lo largo de nuestra vida, nos han enseñado que la báscula es un instrumento de medida a través del cual las personas pueden conocer cuál es su peso corporal y así poder hacer una evaluación de cómo está su cuerpo “saludable o no saludable” y si ha habido algún cambio en él “he engordado, he adelgazado o me he mantenido”.


Sin embargo, a pesar de que es un instrumento de medida objetivo, pues evalúa nuestro peso corporal real, esto no significa que el valor que aparece en la báscula sea representativo de nuestra salud, pues solamente nos refleja un número, impidiéndonos ver más allá. 


Nuestro cuerpo se compone de muchos elementos (huesos, órganos, líquido, masa muscular, masa grasa, etc.). Cuando nos pesamos, tendemos a creer que el valor que aparece en la pantalla solamente refleja la cantidad de grasa, llegándonos a olvidar en muchas ocasiones de todos los otros elementos que también lo componen. 


Cristina tiene la creencia de que la delgadez y el bajar de peso es sinónimo de salud, así pues, como hemos visto en el ejemplo, cualquier cambio en su peso corporal para ella supone un cambio tanto en su estado anímico como en su conducta, vivenciando emociones agradables ante un descenso de peso, y emociones desagradables ante un posible aumento. Sin embargo, ¿las variaciones en el peso de Cristina realmente representan un cambio objetivo en su condición física?


Tendemos a creer que tenemos un peso concreto y que cualquier modificación en dicho valor representa un cambio en nuestra masa grasa. Sin embargo, ¿pesamos lo mismo antes y después de comer? ¿pesamos lo mismo si he ido al baño o no? ¿pesamos lo mismo al levantarnos que al acostarnos? ¿las mujeres tienen el mismo peso la semana previa a la menstruación que la posterior?


Es probable que muchos de vosotros hayáis contestado que no, esto se debe a que el peso corporal se ve alterado en función del momento en el que utilicemos la báscula, pudiendo este oscilar en un rango de 4-5kg. Las personas no tienen un peso concreto, sino que se mueven en un rango, pues no solamente oscila nuestro tejido graso, sino que también lo hacen el resto de nuestros órganos, recuerda que el 70% de nuestro peso depende de la cantidad de agua que nuestro cuerpo posee. 


La chica del ejemplo no ha tenido en cuenta estos factores, pues cree que su peso corporal y la variabilidad de este depende solamente de la grasa corporal, sin contar con dicho rango. Si no somos consciente de esto, es probable que nuestra insatisfacción y malestar aumenten ante cualquier tipo de variación, aunque dicha variación sea de gramos, llevándonos a poder tener conductas como la de dejar de comer aquello que nos apetece, como le ocurre a Cristina con ese arroz que tanto le gusta.


Este deseo latente por modificar nuestro cuerpo viene influenciado por dos creencias inculcadas indirectamente por nuestra sociedad: “podemos tener el cuerpo que deseamos” y “si quieres, puedes cambiar tu cuerpo” ¿Realmente las personas podemos tener el rango de peso que queramos?


Las personas presentamos una serie de cualidades y atributos que vienen dados por nuestra genética: la altura que tenemos, el color de nuestros ojos, el color de nuestra piel, etc. Imaginaros que a Cristina no le gustara su altura ¿creéis que intentaría estirar sus extremidades para conseguir esa altura deseada? Probablemente no lo haría, pues asumimos que es inmodificable, pero ¿qué ocurre con nuestro peso y nuestra forma corporal?


En gran medida, nuestro peso corporal también viene determinado por la genética, pues al igual que no podemos modificar nuestra altura, tampoco podemos modificar más allá de un límite nuestro rango de peso determinado genéticamente. Algunas personas consiguen modificar su rango de peso llevando a cabo conductas como: dietas u otros métodos compensatorios, o ingiriendo muchos más nutrientes de los que su cuerpo necesita. 


A pesar de que logremos reducir o aumentar nuestro rango de peso, se ha observado que este tiende a volver a su rango original, pues la tasa metabólica es la encargada de mantener un equilibrio.


Es importante que seamos consciente de que si luchamos contra nuestro peso: quizás en algunas ocasiones gane nuestra fuerza de voluntad y consigamos un cambio, pero en cuanto volvamos a nuestro ritmo habitual, es probable que volvamos al punto de partida; puede que en otras ocasiones ni siquiera consigamos ningún cambio, y esto es probable que nos haga sentir frustrados y decepcionados, como Cristina. Así pues, independientemente de lo que ocurra, en cualquiera de los dos casos acabamos perdiendo.


Quizás nuestro rango de peso natural no se asemeje al que marca la moda, pero… ¿realmente esto es tan negativo como para tratarnos de este modo? Deberíamos empezar a aceptarlo y quererlo tal y como es, pues gracias a él podemos disfrutar de la vida, que es lo que realmente nos da esa felicidad.



Miriam Pitarch Rambla, psicóloga de PSICARA

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